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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
que vienen por usar la carne de animales enfermos. Debemos poner
nuestro apetito bajo control, de manera que disfrutemos de alimento
sencillo y sano, teniendo abundancia de él para que nadie padezca
hambre.—
Manuscrito 25, 1894
.
Un año después del paso avanzado
14. Tenemos una gran familia, y además tenemos muchos hués-
pedes. Pero no se sirve en nuestra mesa ni mantequilla ni carne.
Usamos la crema de la leche de las vacas que nosotros mismos ali-
mentamos. Compramos mantequilla para cocinar de campos donde
las vacas están sanas, y tienen buenos pastos.—
Carta 76, 1895
.
[587]
Dos años después del paso avanzado
15. Tengo una gran familia que a menudo cuenta con 16 miem-
bros. En ella hay hombres que trabajan con el arado y que derriban
árboles. Estos efectúan el más vigoroso ejercicio, pero ni una partí-
cula de carne se coloca en la mesa. No hemos usado la carne desde
el congreso campestre de Brighton. No era mi propósito tenerla en
la mesa en ningún momento, pero se hicieron urgentes pedidos en
que se declaraba que tal persona no podía comer tal o cual cosa,
y que su estómago podía digerir la carne mejor que cualquier otra
cosa. De esta forma fui tentada a colocar carne en mi mesa...
Todos los que vienen a mi mesa son bienvenidos, pero no pongo
delante de ellos ninguna carne. Los cereales, los vegetales y las frutas
frescas y conservadas constituyen nuestro menú. Ahora tenemos
abundancia de las mejores naranjas, y muchos limones. Esta es la
única fruta fresca que podemos conseguir en esta estación del año...
He escrito esto para darle alguna idea de cómo vivimos. Nunca
gocé de mejor salud que la que tengo actualmente, y nunca escribí
más que ahora. Me levanto a las tres de la mañana, y no duermo
durante el día. A menudo estoy levantada a la una, y cuando mi
mente está especialmente preocupada, me levanto a las doce para
escribir acerca del asunto que ha sido traído con urgencia a mi mente.
Alabo al Señor con todo el corazón y el alma y con mi voz por su
gran misericordia hacia mí.—
Carta 73a, 1896
.