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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
de nuestros vecinos compramos otras clases de fresas, manzanas y
peras. Tenemos también abundancia de tomates. A la vez recogemos
una buena variedad de maíz dulce, y secamos una gran cantidad
para usar durante los meses de invierno. Cerca de nosotros hay una
fábrica de productos alimenticios, donde podemos surtirnos de las
preparaciones de cereales.
[
El uso de maíz seco y guisantes o arvejas—524
]
Tratamos de usar buen juicio para determinar qué combinaciones
de alimentos nos sientan mejor. Es nuestro deber obrar sabiamente
con respecto a nuestros hábitos de comer, ser temperantes, y aprender
a razonar de la causa al efecto. Si queremos hacer nuestra parte, el
Señor hará la suya en preservar nuestro poder mental.
Por más de cuarenta años he tomado solamente dos comidas al
día. Y si tengo una obra especial que hacer, limito la cantidad de
alimento que tomo. Considero mi deber rehusar colocar en mi estó-
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mago cualquier alimento que tengo razones para creer que producirá
molestias. Mi mente debe ser santificada para Dios, y debo guardar-
me cuidadosamente contra todo hábito que tienda a disminuir mis
facultades intelectuales.
Estoy ahora en mis ochenta y un años, y puedo dar testimonio de
que, como familia, no apetecemos las ollas de Egipto. He conocido
algunos de los beneficios que se reciben viviendo según los princi-
pios de la reforma pro salud. Considero un privilegio así como un
deber ser una reformadora en este sentido.
Sin embargo, lamento que haya tantos miembros de nuestro
pueblo que no siguen estrictamente la luz sobre la reforma pro
salud. Aquellos que en sus hábitos violan los principios de la salud,
y no prestan atención a la luz que el Señor les ha dado, sufrirán
seguramente las consecuencias.
Describo estos detalles, para que Ud. sepa cómo contestar a
cualquiera que objete mi manera de comer...
Considero que una razón por la cual he podido hacer tanto traba-
jo, tanto en la predicación como en escribir, es porque me adhiero
estrictamente a la temperancia en mi manera de comer. Si se colocan
delante de mí varias clases de alimentos, trato de escoger solamente
los que yo sé que me caen bien. Así me capacito para mantener
claras mis facultades mentales. Rehúso colocar en mi estómago a
sabiendas cualquier cosa que produzca fermentación. Este es el de-