Página 63 - Consejos Sobre el R

Basic HTML Version

régimen alimenticio y la espiritualidad
59
tendríais un cerebro más claro para pesar las evidencias en favor de
la verdad, y estaríais mejor preparados para dar a otros razón de la
esperanza que hay en vosotros.—
Testimonies for the Church 2:404
(1870)
.
67. Algunos han expresado desprecio por esta obra de reforma, y
han dicho que era del todo innecesaria; ésta fue una excitación para
distraer las mentes de la verdad presente. Han dicho que los asuntos
eran llevados a extremos. Los tales no saben de qué hablan. Mientras
hombres y mujeres que profesan piedad están enfermos desde la
parte superior de la cabeza hasta la planta de los pies, mientras sus
energías físicas, mentales y morales se hallan debilitadas debido
a la gratificación de un apetito pervertido y al exceso de trabajo,
¿cómo pueden ellos pesar las evidencias en favor de la verdad, y
comprender los requerimientos de Dios? Si sus facultades morales e
intelectuales se hallan entenebrecidas, no pueden apreciar el valor de
la expiación o el carácter exaltado de la obra de Dios, ni deleitarse en
el estudio de su Palabra. ¿Cómo puede un dispéptico nervioso estar
siempre preparado para dar respuesta, con mansedumbre y temor, a
quien le pida una razón de la esperanza que hay en él? ¡Cuán pronto
podría una persona tal estar confundida y agitada, y debido a una
imaginación enferma ser inducida a ver las cosas con un enfoque
totalmente erróneo, y por falta de la mansedumbre y tranquilidad que
caracterizó la vida de Cristo, ser inducido a deshonrar su profesión
mientras contiende con hombres irrazonables! Viendo las cosas
desde un alto punto de vista religioso, debemos ser reformadores
cuidadosos para ser semejantes a Cristo.
Vi que nuestro Padre celestial nos ha otorgado la gran bendición
de la luz relativa a la reforma pro salud, para que obedezcamos las
exigencias divinas, y glorifiquemos a Dios en nuestro cuerpo y en
[60]
nuestro espíritu, que son de él, y para que finalmente nos hallemos
sin tacha delante del trono de nuestro Dios. Nuestra fe nos exige que
elevemos la norma, y que avancemos. Aunque muchos objetan la
conducta seguida por otros reformadores en pro de la salud, ellos
mismos, como hombres razonables, deben hacer algo. Nuestra raza
se encuentra en una condición deplorable, y sufre enfermedades
de toda especie. Muchos tienen enfermedades heredadas, y sufren
en gran manera a causa de los malos hábitos de sus padres; y sin
embargo siguen el mismo proceder erróneo con respecto a sí mismos