Página 8 - Consejos Sobre el R

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Prólogo
Decadas antes que los fisiólogos se hubieran preocupado en general
de la estrecha relación que existe entre el régimen alimenticio y
la salud, la Sra. Elena G. de White, al describir las visiones que le
fueron presentadas en 1863, señaló claramente la relación que hay
entre los alimentos que tomamos, por una parte, y nuestro bienestar
físico y espiritual por la otra. En sus discursos y escritos producidos
en los años subsiguientes, el régimen alimentici
fue un tema en el
cual se espació a menudo. Estos consejos, tal como fueron preser-
vados en folletos y libros, en forma de artículos en los periódicos
de la denominación, y en testimonios personales, han ejercido una
poderosa influencia modeladora sobre los hábitos dietéticos de los
adventistas del séptimo día, y han dejado una impronta definida
sobre el público en general.
Debido a que sólo una parte de estos consejos con todos sus
detalles, resultaba generalmente accesible a los estudiosos e inves-
tigadores, en 1926 se publicó, en un volumen a la rústica titulado
Testimony Studies on Diet and Foods
(Estudios de los testimonios
sobre el régimen y la alimentación), una compilación de muchas de
las declaraciones más antiguas, junto con lo que se hallaba en los
libros en circulación de Elena G. de White. Estos consejos del espí-
[6]
ritu de profecía sobre la alimentación y el régimen saludable fueron
compilados primeramente como libro de texto para los estudiantes
Hay dos adjetivos diferentes en castellano: “alimentario”—propio de la ali-
mentación o referente a ella—y “alimenticio”—que alimenta—. En este caso co-
rresponde “alimentario” y no “alimenticio”. Sin embargo, hemos dejado la forma
que eligió la Pacific Press Publishing Association, en la edición castellana original
de este libro. Una razón para esto ha sido el hecho de que en esta obra se incor-
poran muchos textos, fruto de la pluma que movió el espíritu de profecía, de li-
bros ya publicados, en los que en la traducción se empleó la forma “alimenticio”—
probablemente porque en esos días, “alimentario” era un neologismo que muchos
no conocían—. Por esa razón, si hubiéramos elegido la forma más correcta de “ali-
mentario”, habría aparecido una disparidad desagradable para el lector.—
Nota de
los editores
.
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