Página 94 - Consejos Sobre el R

Basic HTML Version

90
Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
ha de durar tanto como el trono de Dios, y riquezas eternas, honores
imperecederos y un permanente peso de gloria!
¿No debieran los estímulos presentados ante los que corren la
carrera cristiana, inducirlos a practicar la negación de sí mismos
y la temperancia en todas las cosas a fin de que puedan mantener
sujetas sus propensiones animales, herir el cuerpo, y controlar el
apetito y las pasiones carnales? Entonces podrán ser participantes
de la naturaleza divina, habiendo escapado a la corrupción que está
en el mundo por medio de la concupiscencia.
La recompensa de la perseverancia
120. Las personas acostumbradas a un régimen fuerte y muy
estimulante tienen el gusto pervertido y no pueden apreciar de buenas
a primeras un alimento sencillo. Se necesita tiempo para normalizar
el gusto y para que el estómago se reponga del abuso. Pero los que
perseveren en el uso de alimentos sanos, los encontrarán sabrosos
al cabo de algún tiempo. Podrán apreciar su sabor delicado y los
comerán con deleite, prefiriéndolos a las golosinas malsanas. Y el
estómago, en condición de salud, es decir, ni febril ni recargado,
desempeñará fácilmente su tarea.—
El Ministerio de Curación, 229
(1905)
.
Avancemos
121. Una reforma en el comer implicaría ahorrar gastos y traba-
jos. Las necesidades de una familia pueden ser fácilmente suplidas,
es decir satisfechas, con un régimen sencillo y sano. Los alimentos
fuertes o suculentos quebrantan los órganos sanos del cuerpo y de la
mente.—
Spiritual Gifts 4:132 (1864)
.
[100]
122. Todos nosotros hemos de considerar que no ha de haber
extravagancia en ningún respecto. Debemos estar satisfechos con
un alimento puro, sencillo, preparado de una manera simple. Este
debe ser el régimen de los encumbrados y de los humildes. Deben
evitarse las sustancias adulteradas. Nos estamos preparando para
la vida futura e inmortal en el reino de los cielos. Esperamos hacer
nuestra labor de acuerdo con las instrucciones y con el poder del