Página 225 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El despertar de España
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una época en que “la Palabra impresa había tomado un vuelo que
la llevaba, como el viento lleva las semillas, hasta los países más
remotos” (D’Aubigné, lib. 1, cap. 9).
Entretanto, la Inquisición trataba de impedir con redoblada vigi-
lancia que dichos libros llegasen a manos del pueblo. “Los dueños
de librerías tuvieron que entregarle tantos libros, que casi se arruina-
ban” (Dr. J. P. Fisher,
Historia de la Reformación
, p. 359). Ediciones
enteras fueron confiscadas, y no obstante ejemplares de obras im-
portantes, inclusive muchos Nuevos Testamentos y porciones del
Antiguo, llegaban a los hogares del pueblo, merced a los esfuerzos
de los comerciantes y colportores. Esto sucedía así especialmente
en las provincias del norte, en Cataluña, Aragón y Castilla la Vieja,
donde los valdenses habían sembrado pacientemente la semilla que
empezaba a brotar y que prometía abundante cosecha
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Uno de los colportores más tesoneros y afortunados en la em-
presa fue Julián Hernández, un enano que, disfrazado a menudo de
buhonero o de arriero, hizo muchos viajes a España, ya cruzando los
Pirineos, ya entrando por alguno de los puertos del sur de España.
Según testimonio del escritor jesuita, fray Santiáñez, era Julián un
español que “salió de Alemania con designio de infestar toda España
y corrió gran parte de ella, repartiendo muchos libros de perversa
doctrina por varias partes y sembrando las herejías de Lutero en
hombres y mujeres; y especialmente en Sevilla. Era sobremanera
astuto y mañoso, (condición propia de herejes). Hizo gran daño
en toda Castilla y Andalucía. Entraba y salía por todas partes con
Para un relato de las primitivas colonias de cristianos valdenses en el norte de
España, véase Perrin,
Histoire des Vaudois
, lib. 3, cap. 7; lib. 4, cap. 2; lib. 5, cap. 8. Según
ella muchos de los valdenses; huyendo de la persecución, se establecieron “en Cataluña y
en el reino de Aragón. Es lo que hace notar Mateo París, al decir que en tiempo del papa
Gregorio IX había gran número de valdenses en España, y por el año 1214, en tiempo
del papa Alejandro IV, el cual se quejó en una de sus bulas, de que se les había dejado
arraigarse tanto, y de que no se les hubiese molestado para multiplicarse como lo habían
hecho. Efectivamente en tiempo de Gregorio IX crecieron tanto en número y crédito, que
establecieron obispos sobre sus rebaños para que les predicasen sus doctrinas, lo cual, al
saberlo los otros obispos, fue causa de atroz persecución” (cap. 18, pp. 245, 246).