Evítese el uso de drogas venenosas
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El poder restaurador de la naturaleza
La única esperanza de mejorar la situación estriba en educar
al pueblo en los principios correctos. Enseñen los médicos que
el poder curativo no está en las drogas, sino en la naturaleza. La
enfermedad es un esfuerzo de la naturaleza para librar al organismo
de las condiciones resultantes de una violación de las leyes de la
salud. En caso de enfermedad, hay que indagar la causa. Deben
modificarse las condiciones antihigiénicas y corregirse los hábitos
erróneos. Después hay que ayudar a la naturaleza en sus esfuerzos
por eliminar las impurezas y restablecer las condiciones normales
del organismo.
Los remedios naturales
El aire puro, el sol, la abstinencia, el descanso, el ejercicio, un
régimen alimentario conveniente, el agua y la confianza en el poder
divino son los verdaderos remedios. Todos debieran conocer los
agentes que la naturaleza provee como remedios, y saber aplicar-
los. Es de suma importancia darse cuenta exacta de los principios
implicados en el tratamiento de los enfermos, y recibir una instruc-
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ción práctica que lo habilite a uno para hacer uso correcto de estos
conocimientos.
El empleo de los remedios naturales requiere más cuidados y
esfuerzos de lo que muchos quieren prestar. El proceso natural
de curación y reconstitución es gradual y les parece lento a los
impacientes. El renunciar a la satisfacción dañina de los apetitos
impone sacrificios. Pero al fin se verá que, si no se le pone trabas,
la naturaleza desempeña su obra con acierto y los que perseveren
en la obediencia a sus leyes encontrarán recompensa en la salud del
cuerpo y del espíritu.