Página 125 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Temperancia en el trabajo
Por todas partes se ve la intemperancia en el comer, en el beber,
en el trabajo y en casi cualquier cosa. Las personas que se esfuerzan
por realizar una gran cantidad de trabajo en un tiempo limitado, y
continúan trabajando cuando su mejor criterio les indica que debe-
rían descansar, no son nunca ganadores. Viven con capital prestado,
porque gastan en el presente las fuerzas vitales que necesitarán en el
futuro. Y cuando quieran echar mano de la energía que gastaron tan
irresponsablemente, fracasarán en su intento, porque no la hallarán.
La fuerza física ha desaparecido y ya no existen las energías menta-
les. Entonces se dan cuenta de su pérdida, aunque no comprenden
su verdadera naturaleza. Ha llegado el momento de necesidad, pero
sus fuerzas vitales se han agotado. Todo el que viola las leyes de
la salud, tarde o temprano, experimentará sufrimientos, en mayor o
menor grado. Dios ha dotado a nuestras constituciones con energías
que necesitaremos en diversos períodos de nuestra vida. Pero si
las agotamos imprudentemente en los excesos de nuestro trabajo,
el tiempo nos declarará perdedores. Nuestra utilidad disminuirá y
nuestra vida misma correrá el peligro de arruinarse.
Como norma, el trabajo del día no debe extenderse hasta las
horas de la noche. Si se trabaja a conciencia durante todo el día,
el trabajo extra que se haga en la noche constituirá una carga adi-
cional impuesta al organismo, por la cual pagará las consecuencias.
Se me ha mostrado que los que se comportan a menudo de esta
manera, pierden más de lo que ganan, porque agotan sus energías y
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trabajan a base de nervios sobreexitados. Tal vez no se percaten de
consecuencias negativas inmediatas, pero con toda seguridad están
menoscabando su organismo
Que los padres dediquen las noches a sus familias. Dejen con
el trabajo sus preocupaciones y perplejidades. Al padre de familia
le sería muy provechoso establecer la regla de no menoscabar la
felicidad familiar por traer a casa los problemas del trabajo para
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Christian Temperance and Bible Hygiene, 64-66 (1890)
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