Página 206 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Confinamiento en la escuela
El sistema de educación que se ha llevado a cabo por generacio-
nes ha sido dañino para la salud y aún para la misma vida. Muchos
niños han pasado cinco horas cada día en aulas pobremente venti-
ladas, de dimensiones insuficientes para acomodar saludablemente
a los estudiantes. El aire en tales aulas pronto se convierte en un
veneno para los pulmones que lo respiran.
Niños, cuyas extremidades y músculos no son fuertes, y cuyos
cerebros están en desarrollo, han sido confinados entre paredes, lo
que les ha causado gran daño. Muchos ya tienen una salud muy
precaria. Estar confinados en las escuelas día tras día los hace ner-
viosos y enfermizos. Sus cuerpos están mal desarrollados debido a
que su sistema nervioso está exhausto. Y si la lámpara de la vida se
apaga, los padres y los maestros no consideran que tuvieron alguna
influencia directa en apagar la chispa vital.
Al pararse junto a la tumba de sus hijos, los afligidos padres
consideran su sufrimiento como una dispensación especial de la
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Providencia, cuando, por inexcusable ignorancia, su propia conducta
ha destruido la vida de sus niños. En tal condición, es una blasfemia
culpar a Dios de su muerte. El quería que los pequeños vivieran
y fueran disciplinados, que pudieran tener bellos caracteres y lo
glorificaran en este mundo y lo alabaran en el mundo mejor
Ignorancia de los requerimientos de la naturaleza
Al asumir la responsabilidad de entrenar a los niños, los padres y
maestros no sienten su obligación ante Dios de familiarizarse con el
organismo físico, capacitándose para tratar los cuerpos de sus hijos
y pupilos de tal manera que les preserven la vida y la salud. Miles
de niños mueren debido a la ignorancia de los padres y maestros.
Las madres gastan tiempo innecesario haciendo ropa para ellas y su
familia, con el propósito de lucirlas en público, y después dicen que
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Testimonies for the Church 3:135-138
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