Página 232 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Los males de la inactividad
El ejercicio físico y el trabajo combinado ejercen una feliz in-
fluencia sobre la mente, fortalecen los músculos, mejoran la circula-
ción y dan al enfermo la satisfacción de conocer su propia capacidad
de soportar; en cambio, si se lo priva del ejercicio saludable y del
trabajo físico, su atención se vuelve sobre sí mismo. Entonces corre
constantemente el peligro de pensar que se encuentra en un esta-
do peor de lo que realmente está, y de establecer dentro de él una
imaginación enfermiza que le hará temer constantemente sobrecar-
gar su capacidad de soportar. En términos generales, si de dedica
a un trabajo bien dirigido, y si usa sus fuerzas sin abusar de ellas,
encontrará que el ejercicio físico resultará un agente más poderoso
y eficaz en su recuperación que aun el tratamiento hidroterápico que
está recibiendo.
La inactividad de las facultades físicas y mentales, en lo que se
refiere al trabajo útil, es lo que mantiene a muchos enfermos en una
condición de debilidad que no consiguen superar. También le propor-
ciona una gran oportunidad de explayarse en pensamientos impuros,
complacencia que ha llevado a muchos a su condición actual de
debilidad. Se les ha dicho que han gastado exceso de vitalidad en
trabajo duro, cuando, en nueve casos de cada diez, el trabajo que
realizaban era lo único que podía revitalizar sus vidas y era el medio
de salvarlos de la ruina completa. Mientras tenían la mente ocupada
en estas cosas, no podían disponer oportunidades adecuadas para
contaminar sus cuerpos y completar la obra autodestructiva. Hacer
que esas personas dejen de trabajar con el cerebro y los músculos es
concederles una amplia oportunidad de ser llevadas cautivas por las
tentaciones de Satanás.—
Testimonies for the Church 4:94-95
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