Página 237 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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El propósito de Dios para nuestros sanatorios
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de Israel abundantes bendiciones a todos los pueblos. Mediante ellos
debía preparar el camino para la difusión de su luz a todo el mundo...
Dios deseaba convertir a su pueblo Israel en objeto de alabanza
y gloria. Le había concedido toda ventaja espiritual. Dios no los
privó de ninguna cosa favorable a la formación del carácter que los
convertiría en representantes suyos.
Su obediencia a las leyes de Dios los transformaría en una ma-
ravilla de prosperidad ante las naciones del mundo. El que podía
darles sabiduría y habilidad en todo trabajo especializado, continua-
ría siendo su maestro, y los ennoblecería y elevaría por medio de
la obediencia a sus mandamientos. Si hubieran sido obedientes, ha-
brían sido preservados de las enfermedades que afligían a las demás
naciones y hubieran sido bendecidos con un intelecto vigoroso. La
gloria de Dios, su majestad y poder debían manifestarse en toda su
prosperidad. Debían ser un reino de sacerdotes y príncipes. Dios
puso a su alcance toda facilidad para que llegaran a ser la mayor
nación del mundo...
El Señor me dio hace años luz especial concerniente al estableci-
miento de una institución de salud en la cual los enfermos pudieran
ser tratados en una forma muy diferente de como se los trata en
cualquier otra institución del mundo. Debía fundarse y conducirse
de acuerdo con los principios bíblicos, como instrumento de Dios, y
debía ser en sus manos uno de los instrumentos más eficaces para
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llevar luz al mundo. Era el propósito de Dios que se destacara con
habilidad científica, con poder moral y espiritual y como fiel centi-
nela de la reforma en todo sentido. Todos los que tuvieran una parte
en estas instituciones debían ser reformadores, debían respetar los
principios y obedecer la luz procedente de la reforma pro salud que
brillaba sobre nosotros como pueblo.
Un haz de luz
Dios tenía el propósito de que la institución que establecería se
destacara como un haz de luz, de advertencia y reproche. El probaría
al mundo que una institución conducida con principios religiosos,
como asilo para los enfermos, podía mantenerse sin sacrificar su
carácter peculiar y santo; y podía mantenerse libre de las caracterís-