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Consejos Sobre la Salud
mediante visiones relacionadas con el Instituto de Salud, y éste se
levantará de su pobre condición y prosperará gloriosamente”
A partir de ese momento, nos preocupamos fervientemente de
la obra y hemos trabajado lado a lado en favor del Instituto, para
contrarrestar la influencia de hombres egoístas que han acarreado
oprobio sobre él. Hemos donado de nuestros recursos, con lo que
hemos dado un ejemplo a otros. Hemos estimulado la economía y la
laboriosidad de parte de todos los que se relacionan con el Instituto y
hemos instado a los médicos y a los auxiliares a trabajar activamente
por un sueldo reducido, hasta que el Instituto se afirmara nuevamente
en la confianza de nuestro pueblo. Hemos dado un testimonio claro
contra la manifestación de egoísmo en cualquier persona que se
relacione con el Instituto y hemos aconsejado y reprochado el mal.
Sabíamos que el Instituto de Salud no tendría éxito a menos que la
bendición de Dios descansara sobre él. Si su bendición reposaba
sobre él, los amigos de la causa tendrían confianza en que era la obra
de Dios y se sentirían seguros al dar sus recursos para convertirlo en
una empresa exitosa, a fin de que llevara a cabo la obra que Dios le
había asignado.
Los médicos y algunos auxiliares se pusieron a trabajar activa-
mente. Trabajaron con empeño bajo circunstancias desanimadoras.
Los doctores Ginley, Chamberlain y Lamson trabajaron con fervor
y energía, por un sueldo reducido, para restaurar esta institución
que se hundía. Actualmente, gracias a Dios, se ha pagado la deuda
original y se han realizado grandes ampliaciones para acomodar
a los pacientes, las cuales ya se han pagado. La circulación de la
revista
Health Reformer
(Reformador de la salud), que se encuentra
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en el fundamento mismo del éxito del Instituto, se ha duplicado, y
la revista ha adquirido vida propia. Se ha restaurado plenamente
la confianza en el Instituto en las mentes de la mayoría de nuestro
pueblo, y ha habido tantos pacientes en el Instituto, durante todo
el año, como los que nuestros médicos podían acomodar y atender
debidamente.
[
Testimonies for the Church 3:173-176 (1872)
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