Página 326 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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El capellán y su obra
Es de suma importancia que la persona elegida para atender los
intereses espirituales de los pacientes y auxiliares, sea un hombre de
juicio sólido y de principios firmes, un hombre que ejerza influencia
moral, que sepa cómo tratar con las mentes. Debiera ser una persona
de sabiduría y cultura, inteligente y capaz de expresar sus afectos.
Puede ser que al principio no sea completamente eficiente en todo
sentido, pero debiera, mediante pensamiento atento y ejercicio de
sus habilidades, calificarse para esta importante obra. Se necesitan
gran sabiduría y consideración para servir aceptablemente en esta
posición, y sin embargo debe poseer una integridad a toda prueba,
porque tendrá que hacer frente al prejuicio, a la intolerancia y al
error en sus múltiples formas.
Esta posición no debiera ser llenada por una persona de tempe-
ramento irritable y combativa. Debe cuidarse de que la religión de
Cristo no resulte repulsiva debido a la dureza o a la impaciencia. El
siervo de Dios debiera buscar, por medio de la humildad, la gentileza
y el amor, representar en forma adecuada nuestra santa fe. Aunque
nunca hay que ocultar la cruz, debiera presentar también el amor
incomparable del Salvador. El obrero debe estar lleno con el Espíritu
de Jesús, porque entonces los tesoros del alma se presentarán en
palabras que llegarán al corazón de los que escuchan. La religión
de Cristo, ejemplificada en la vida diaria de sus seguidores, ejercerá
una influencia diez veces mayor que los sermones más elocuentes...
Si todas las personas que se relacionan con el sanatorio representan
correctamente las verdades de la reforma pro salud y de nuestra
santa fe, ejercerán una influencia para modelar las mentes de los
pacientes. El contraste que se produce entre los hábitos erróneos
y los hábitos de los que están en armonía con la verdad de Dios,
tiene un poder convincente.—
Testimonies for the Church 4:546-547
(1878)
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