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Consejos Sobre la Salud
experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia
que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra
contribución para ellos y para todos; así mismo en la oración de
ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante
gracia de Dios en vosotros. ¡Gracias a Dios por su don inefable!”.
2
Corintios 9:6-8, 11-15
...
La cuestión de los sueldos
La institución se encuentra actualmente en una condición de
prosperidad, y sus administradores no debieran insistir en pagar
sueldos inferiores, como fue necesario en los primeros años. Los
obreros dignos y eficientes debieran recibir salarios razonables por
su trabajo, y debiera permitírseles que usen su propio juicio en la
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forma de emplear sus sueldos. En ningún caso debieran tener exceso
de trabajo. El médico jefe debiera tener un sueldo mayor.
Deseo decir al médico jefe: “Aunque usted no tiene la cuestión
de los sueldos bajo su supervisión inmediata, conviene que usted
estudie cuidadosamente este asunto; porque es responsable, como
cabeza de la institución. No permita que los obreros se sacrifiquen
en una forma tan grande. Restrinja su ambición de ampliar la insti-
tución y de acumular responsabilidades. Permita que una parte de
los recursos financieros que fluyen hacia el sanatorio sean dados
a las instituciones necesitadas. Esto es correcto. Está de acuerdo
con la voluntad de Dios, y acarreará la bendición de Dios sobre el
sanatorio”.
Quiero decir particularmente a la junta de directores: “Recordad
que los obreros deben ser pagados de acuerdo con su fidelidad. Dios
requiere que nos tratemos mutuamente con estricta fidelidad. Algu-
nos de vosotros estáis sobrecargados de trabajo y responsabilidades,
y se me ha instruido acerca de que existe el peligro de que lleguéis a
ser egoístas y de que seáis injustos con quienes empleáis”.
Toda transacción comercial, ya sea que tenga que ver con un
obrero que ocupa una posición de responsabilidad, o con el obrero
más humilde relacionado con el sanatorio, debiera ser de tal natura-
leza que Dios la apruebe. Debéis andar en la luz mientras tengáis la
luz, no sea que la oscuridad sobrevenga sobre vosotros. Sería mucho
mejor gastar menos en edificios y dar a los obreros sueldos que estén