Página 380 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Preparados para toda buena obra
El Señor escuchará y contestará la oración del médico cristiano,
y éste podrá alcanzar una norma elevada si tan sólo se aferra de la
mano de Cristo y decide no soltarla. Hay oportunidades doradas que
se abren para el médico cristiano, porque puede ejercer una preciosa
influencia sobre las personas con quienes se relaciona. Puede guiar
y modelar las vidas de sus pacientes mediante el acto de presentarles
los principios celestiales.
El médico debiera dejar que los hombres vean que él no consi-
dera su obra como algo de poca importancia, sino como una obra
elevada y noble, que lleva aparejada la sagrada responsabilidad de
tratar tanto con las almas como con los cuerpos de aquellos por
quienes Cristo pagó el precio infinito de su preciosísima sangre. Si
el médico tiene la mente de Cristo, tendrá una disposición gozosa,
esperanzada y feliz, pero no liviana. Comprenderá que los ángeles
celestiales lo acompañan en el cuarto de los enfermos y encontrará
palabras de verdad para sus pacientes, que los alegrarán y bende-
cirán. Su fe abundará en sencillez y en una confianza infantil en el
Señor. Podrá repetir al alma arrepentida las amorosas promesas de
Dios y así colocar la mano temblorosa de los afligidos en la mano
de Cristo, para que encuentren descanso en Dios.
En esta forma, mediante la gracia que le ha sido impartida, el
médico cumplirá las expectativas que su Padre celestial tiene en
él. En las operaciones delicadas y peligrosas, sabrá que Jesús se
encuentra a su lado para aconsejarlo, fortalecerlo y habilitarlo para
actuar con precisión y habilidad en sus esfuerzos por salvar la vida
humana. Si la presencia de Dios no se manifiesta en el cuarto del
enfermo, Satanás estará allí para sugerir experimentos peligrosos
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y procurará alterar los nervios para que la vida sea destruida y no
salvada
Un médico ocupa una posición muy importante porque tiene que
ver con las almas mórbidas, las mentes enfermas y los cuerpos afli-
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Health, Philanthropic, and Medical Missionary Work, 36-40 (1892)
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