Página 41 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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El panorama
El mundo está desquiciado. Al observar el cuadro, el panora-
ma nos parece descorazonador. Pero con una seguridad llena de
esperanza el Señor les da la bienvenida a los mismos hombres y
mujeres que nos causan desalientos. Descubre en ellos cualidades
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que los capacitarán para ocupar un lugar en su viña. Si se disponen a
aprender constantemente, los transformará mediante su providencia
en hombres y mujeres capaces de realizar un trabajo que no está
más allá del alcance de sus posibilidades; les concederá poder de
expresión mediante la impartición del Espíritu Santo
Hay muchos campos áridos y no trabajados donde el mensa-
je debe ser llevado por principiantes. El resplandor del panorama
que el Salvador observa en el mundo inspirará confianza en mu-
chos obreros, quienes, si comienzan el trabajo humildemente y se
entregan a él de corazón, serán idóneos para el tiempo y el lugar.
Cristo observa toda la miseria y desesperación que hay en el mun-
do, cuya contemplación haría que algunos de nuestros obreros de
gran capacidad se inclinaran agobiados por un peso tan grande de
desánimo, que ni siquiera sabrían cómo empezar a conducir a las
personas al primer peldaño de la escalera. Sus meticulosos métodos
tendrían poco valor. Sería como si se pararan sobre peldaños altos
de la escalera diciendo: “Suban aquí donde estamos nosotros”. Pero
las pobres almas no saben dónde colocar sus pies.
El corazón de Cristo se alegra al ver a los que son pobres en
todo el sentido de la palabra; se alegra al ver a los que son mansos,
a pesar de las vejaciones; se alegra por el hambre de justicia, al
parecer insatisfecha, que algunos experimentan por no saber cómo
cambiar. El recibe con agrado, por decirlo así, el mismísimo estado
de cosas que desanimaría a muchos pastores. Reprende nuestra
piedad equivocada dando la responsabilidad del trabajo en favor
de los pobres y necesitados de los lugares difíciles de la tierra, a
hombres y mujeres dotados de corazones capaces de compadecerse
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Testimonios para la Iglesia 7:257-258 (1902)
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