Página 410 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Consejos Sobre la Salud
Dios me ha estado presentando estas cosas durante muchos años.
En nuestros colegios e instituciones médicos necesitamos hombres
que posean un profundo conocimiento de las Escrituras, hombres
que hayan aprendido las lecciones enseñadas en la Palabra de Dios, y
que puedan enseñar esas lecciones a otros en forma clara y sencilla,
tal como Cristo enseñó a sus discípulos el conocimiento que él
consideraba más importante.
La receta del gran médico para obtener reposo
Si nuestros obreros médicos misioneros siguieran la receta del
Gran Médico para obtener reposo, fluiría a través de sus almas una
corriente sanadora de paz. Esta es la prescripción: “Venid a mí todos
los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad
mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde
de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi
yugo es fácil, y ligera mi carga”.
Mateo 11:28-30
.
Cuando nuestros obreros médicos misioneros pongan en práctica
esta receta, y obtengan del Salvador poder para revelar sus caracte-
rísticas, su obra científica tendrá una mayor solidez. Debido a que
la Palabra de Dios ha sido descuidada, se han llevado a cabo cosas
extrañas en la obra médica misionera. El Señor no puede aceptar lo
que se hace en la actualidad.
Estudiad la Palabra que Dios en su sabiduría, amor y bondad ha
hecho tan clara y sencilla. El capítulo seis de Juan nos dice lo que
significa el estudio de la Palabra. Los principios revelados en las
Escrituras deben enseñarse a todos. Debemos comer la Palabra de
Dios; esto significa que no debemos apartarnos de sus preceptos.
Debemos introducir sus verdades en nuestra vida diaria y captar los
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misterios de la divinidad.
Orad a Dios. Estad en comunión con él. Estudiad la mente de
Dios, como quienes se esfuerzan por alcanzar la vida eterna y que
necesitan conocer su voluntad. Podéis revelar la verdad únicamente
como la conocéis en Cristo. Debéis recibir y asimilar sus palabras;
éstas deben llegar a formar parte de vosotros. Esto es lo que significa
comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios. Debéis vivir por
cada palabra que procede de la boca de Dios; es decir, lo que Dios ha
revelado. No todo ha sido revelado; porque no podríamos soportar