Gratitud por la salud
Con mucha frecuencia los que viven con salud olvidan las ad-
mirables misericordias que se derraman continuamente sobre ellos,
día a día, año tras año. No rinden ningún tributo de alabanza a
Dios por todos sus beneficios. Cuando llega la enfermedad, entonces
se acuerdan de Dios. El fuerte deseo de recuperación de la salud
conduce a la oración ferviente, lo cual está bien. Dios es nuestro
refugio en nuestra enfermedad como en la salud. Pero muchos no le
encomiendan sus casos, y estimulan la debilidad y la enfermedad al
preocuparse por ellos mismos. Si dejaran de quejarse y se levantaran
por encima de la depresión y el desaliento, su recuperación sería
más segura. Debieran recordar con gratitud durante cuánto tiempo
han disfrutado de la bendición de la salud; y si se les devolviera ese
precioso don, no debieran olvidar que se encuentran bajo nuevas
obligaciones hacia su Creador. Cuando los diez leprosos fueron
sanados, sólo uno regresó en busca de Jesús para darle gloria. No
seamos como los nueve desagradecidos, cuyos corazones no fueron
tocados por la misericordia de Dios.—
Testimonies for the Church
5:315 (1885)
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