Hay que seguir los métodos de Cristo
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Cristo y a colocar sus pensamientos en obediencia a la voluntad de
Dios, se habrá ganado una gran victoria...
Los enfermeros y enfermeras pueden desempeñarse en diversos
ramos de trabajo. Hay oportunidades para los enfermeros de ambos
sexos bien preparados para que vayan hasta los hogares y allí procu-
ren despertar el interés por la verdad. En casi todas las comunidades
hay grandes Números de personas que no están dispuestas a escu-
char las enseñanzas de la Palabra de Dios ni asistir a los servicios
religiosos. Para alcanzar a estas personas con el Evangelio, hay que
llevarlo a sus hogares. Con frecuencia el alivio de sus necesidades
físicas constituye el único camino por el cual es posible aproximarse
a ellos.
Los enfermeros y enfermeras misioneros que cuidan a los en-
fermos y alivian la aflicción de los pobres, encontrarán numerosas
oportunidades para orar por ellos, para leerles de la Palabra de Dios
y hablarles del Salvador. Pueden orar con y por los desvalidos que
carecen de fuerza de voluntad para controlar los apetitos que la pa-
sión ha degradado. Pueden llevar un rayo de esperanza a las víctimas
derrotadas y desanimadas. La revelación de un amor sin egoísmo,
manifestado por medio de actos de bondad desinteresada, hará más
fácil que estas personas dolientes crean en el amor de Cristo.
Muchos no tienen fe en Dios y han perdido la confianza en los
seres humanos. Pero aprecian los actos de simpatía y de ayuda. Sus
corazones se conmueven cuando ven que personas que no buscan
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la alabanza mundana ni compensación alguna, van a sus hogares
para ayudar a los enfermos, para alimentar a los hambrientos, para
vestir a los desnudos y para consolar a los tristes, y cuando ven que
les señalan tiernamente a Aquel de cuyo amor y piedad el obrero
humano es sólo un mensajero, sienten gratitud y se enciende su
fe. Ven que Dios se preocupa de ellos y quedan preparados para
escuchar la enseñanza de su Palabra.
Los obreros evangélicos deben ayudar a los enfermos
Ya sea que se encuentren en las misiones extranjeras o en su
propia tierra, todos los misioneros, tanto hombres como mujeres,
obtendrán acceso a la gente con mayor facilidad, y resultarán más
útiles, si pueden servir a los enfermos. Las mujeres que van como