La constancia
La mente debe ser entrenada por medio de pruebas diarias para
que adquiera hábitos de fidelidad, para que comprenda los derechos
del bien y el deber por encima de la inclinación y el placer. Las
mentes entrenadas en esta forma no vacilan entre el bien y el mal,
como el bejuco tiembla en el viento; pero en cuanto una situación se
presenta ante ellos, disciernen inmediatamente que hay un principio
en juego, e instintivamente eligen el bien sin debatir largamente el
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asunto. Son leales porque han adquirido conscientemente hábitos de
fidelidad y veracidad.—
Testimonies for the Church 3:22 (1872)
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