Una situación lamentable
Cuando se me presentó la condición del sanatorio en una visión,
un ángel de Dios me condujo de un cuarto a otro en los diferentes
departamentos. La conversación que se me hizo escuchar en los
cuartos de los auxiliares no era de una naturaleza que tendiera a
elevar y fortalecer la mente o la moral. La conversación frívola, las
bromas necias, la risa sin sentido, causaban aflicción...
Quedé asombrada al ver las actitudes llenas de celos y al escuchar
las palabras que revelaban envidia, la conversación descuidada, que
avergonzaba a los ángeles de Dios. Fueron registradas las palabras,
las acciones y los motivos. Y esas cabezas livianas y superficiales
y esos corazones endurecidos no se daban cuenta que un ángel de
Dios estaba en la puerta y escribía la manera como empleaban esos
preciosos momentos. Dios traerá a luz toda palabra y toda acción.
El está en todo lugar. Esos mensajeros, aunque invisibles, visitan las
alcobas. Las obras ocultas de las tinieblas serán traídas a la luz. Los
pensamientos, las intenciones y los propósitos del corazón, serán
manifestados. Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos
de Aquel con quien tenemos que ver.
Se me llevó a unos pocos cuartos en los que se oía la voz de la
oración. ¡Cuán agradable era ese sonido! Una luz brillante refulgía
sobre el rostro de mi guía mientras su mano escribía cada palabra de
la petición. “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus
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oídos atentos a sus oraciones”.
1 Pedro 3:12
La crítica desagradable
De otras habitaciones procedían expresiones muy desagradables
de ingenio vulgar y de vana conversación. Algunos se burlaban de
otras personas y aun imitaban las palabras pronunciadas en reunio-
nes; las cosas sagradas eran convertidas en objeto de burla. Se
criticaba severamente a hombres y mujeres jóvenes; se hablaba del
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Special Testimonies to Physicians and Helpers, 87-89 (1879)
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