Cómo curaba Cristo
Este mundo es un vasto lazareto, pero Cristo vino para sanar a
los enfermos y proclamar liberación a los cautivos de Satanás. El era
en sí mismo la salud y la fuerza. Impartía vida a los enfermos, a los
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afligidos, a los poseídos de los demonios. No rechazaba a ninguno
que viniese para recibir su poder sanador. Sabía que aquellos que
le pedían ayuda habían atraído la enfermedad sobre sí mismos; sin
embargo no se negaba a sanarlos. Y cuando la virtud de Cristo
penetraba en estas pobres almas, quedaban convencidas de pecado,
y muchos eran sanados de su enfermedad espiritual tanto como de
sus dolencias físicas. El Evangelio posee todavía el mismo poder, y
¿por qué no habríamos de presenciar hoy los mismos resultados
Cristo siente los males de todo doliente. Cuando los malos espíri-
tus desgarran un cuerpo humano, Cristo siente la maldición. Cuando
la fiebre consume la corriente vital, él siente la agonía. Y está tan
dispuesto a sanar a los enfermos ahora como cuando estaba perso-
nalmente en la tierra. Los siervos de Cristo son sus representantes,
los conductos por los cuales ha de obrar. El desea ejercer por ellos
su poder curativo.
En las curaciones del Salvador hay lecciones para sus discípulos.
Una vez ungió con barro los ojos de un ciego, y le ordenó: “Vé,
lávate en el estanque de Siloé... Y fue entonces, lavóse, y volvió
viendo”.
Juan 9:7
. Lo que curaba era el poder del gran Médico, pero
él empleaba medios naturales. Aunque no apoyó el uso de drogas,
sancionó el de remedios sencillos y naturales.
A muchos de los afligidos que eran sanados, Cristo dijo: “No
peques más, porque no te venga alguna cosa peor”.
Juan 5:14
. Así
enseñó que la enfermedad es resultado de la violación de las leyes
de Dios, tanto naturales como espirituales. El mucho sufrimiento
que impera en este mundo no existiría si los hombres viviesen en
armonía con el plan del Creador...
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El Deseado de Todas las Gentes, 763 (1898)
.
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