Página 56 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Conocimiento de los principios básicos
Muchos me han preguntado: “¿Qué debo hacer para conservar
mi salud mejor?” Mi respuesta es: Deje de transgredir las leyes de
su ser; deje de complacer el apetito depravado; consuma alimentos
sencillos; vístase en forma saludable, lo que requiere sencillez y
modestia; trabaje saludablemente; y no se enfermará.
Es un pecado estar enfermo, porque todas las enfermedades son
resultado de la transgresión. Muchos sufren como consecuencia de
la transgresión de sus padres. No se los puede censurar por el pecado
de ellos; sin embargo tienen el deber de investigar en qué puntos sus
padres violaron las leyes de su ser, con lo que impusieron a sus hijos
una herencia tan miserable; y al descubrir los errores de aquéllos, se
deben apartar de ese curso de acción y practicar hábitos correctos
con el fin de promover una salud mejor.
Los hombres y las mujeres debieran familiarizarse con la filoso-
fía de la salud. Las mentes de los seres racionales parecerían estar
en tinieblas con respecto a sus propias estructuras físicas y cómo
conservarlas en una condición saludable. La generación actual le
ha confiado sus cuerpos a los médicos y sus almas a los ministros.
¿Acaso no se le paga bien al ministro para que estudie la Biblia en
lugar de sus feligreses, de modo que éstos no tengan que molestarse
en hacerlo? ¿No es obligación suya decirles lo que deben creer, y
decidir todas las cuestiones teológicas dudosas sin que ellos tengan
que realizar ninguna investigación especial? Si se enferman, con-
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sultan al médico, creen todo lo que les dice, y se tragan cualquier
receta que les prescribe; ¿acaso no se le paga bien para que consi-
dere deber suyo comprender todas sus enfermedades físicas y los
remedios que les debe dar para que se mejoren, sin que ellos tengan
que preocuparse por el asunto?..
Nuestra felicidad está tan íntimamente relacionada con la salud,
que no podemos gozar de aquélla sin que esta última sea buena. Para
que podamos glorificar a Dios en nuestros cuerpos, necesitamos
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The Health Reformer, Agosto de 1866
, tomo 1, No. 1.
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