Hay que limpiar nuevos territorios
Hay fuerzas que deberían empeñarse en limpiar nuevos territo-
rios, y trabajar por establecer intereses nuevos y vivos dondequiera
que se abra una puerta. Que los hermanos aprendan a hacer oracio-
nes cortas y fervientes. Que aprendan a hablar acerca del Redentor
del mundo, a levantar cada vez más en alto al Hombre del Calvario.
Hay que trasplantar los árboles de nuestros viveros superpoblados.
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No se glorifica a Dios cuando se mantienen ventajas inmensas cen-
tralizadas en un solo lugar. Se necesitan administradores sabios a
cargo de los viveros, que trasplanten los árboles a diferentes locali-
dades y les proporcionen las ventajas necesarias dondequiera que
puedan prosperar. Tenemos el deber ineludible de entrar en nuevas
regiones. Llámense obreros poseídos de un verdadero celo misio-
nero y envíeselos a difundir la luz y el conocimiento en territorios
lejanos y cercanos. Que lleven consigo los principios vivientes de
la reforma pro salud a comunidades que en gran medida ignoran lo
que deben hacer. Que haya hombres y mujeres dispuestos a enseñar
estos principios a las clases de personas que no gozan de la venta-
ja de contar con un gran sanatorio como el de Battle Creek en su
comunidad. Es un hecho que la influencia del sanatorio ha llamado
la atención de miles de personas a la verdad del cielo; sin embargo
todavía hay que realizar una obra que ha sido descuidada. Nos anima
ver el trabajo que se está realizando en Chicago y en varios otros
lugares. Pero la gran responsabilidad que actualmente se concentra
en Battle Creek, debería haberse distribuido hace años.—
Health,
philanthropic, and medical missionary work, (Salud, filantropía, y
obra médica misionera) 49-50 (1895)
[512]
[
Referencia para estudio adicional: (
Testimonies for the Church 6:273-280
), “Our
Duty to the World”.
]
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