Comprados por Dios
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lo alto, sentiremos la influencia santificadora del Espíritu de Dios
sobre nuestros corazones.
Cuando hemos procurado presentar la reforma pro salud a nues-
tros hermanos, y les hemos hablado de la importancia del comer y
beber, y hacer para gloria de Dios todo lo que hacen, muchos han
dicho por sus acciones: “A nadie le importa si como esto o aquello;
nosotros mismos hemos de soportar las consecuencias de lo que
hacemos”. Estimados amigos, estáis muy equivocados. No sois los
únicos que han de sufrir a consecuencia de una conducta errónea.
En cierta medida, la sociedad a la cual pertenecéis sufre por causa
de vuestros errores tanto como vosotros mismos.
Si sufrís como resultado de vuestra intemperancia en la comida
y la bebida, los que estamos en derredor vuestro o nos relacionamos
con vosotros, también quedamos afectados por vuestra flaqueza.
Hemos de sufrir por causa de vuestra conducta errónea. Si ella
contribuye a disminuir vuestras facultades mentales o físicas, y lo
advertimos cuando estamos en vuestra compañía, quedamos afec-
tados por ello. Si en vez de tener espíritu animoso, sois presa de
la lobreguez, ensombrecéis el ánimo de todos los que os rodean.
Si estamos tristes, deprimidos y angustiados, vosotros, si gozarais
de salud, podríais tener una mente clara que nos mostrase la salida
y dirigiese una palabra consoladora. Pero si vuestro cerebro está
nublado como resultado de vuestra errónea manera de vivir, a tal
punto que no podéis darnos el consejo correcto, ¿no sufrimos acaso
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una pérdida? ¿No nos afecta seriamente vuestra influencia? Tal vez
tengamos mucha confianza en vuestro juicio y deseemos vuestro
consejo, porque “en la multitud de consejeros hay salud”.
Proverbios
11:14
.
Deseamos que nuestra conducta parezca consecuente ante aque-
llos a quienes amamos y deseamos buscar el consejo que ellos nos
puedan dar con mente clara. Pero ¿qué interés tenemos en vuestro
juicio si vuestra energía mental ha sido cargada hasta lo sumo y
la vitalidad se ha retirado del cerebro para disponer del alimento
impropio que se puso en el estómago, o de una enorme cantidad de
alimento, aunque sea sano? ¿Qué interés tenemos en el juicio de
tales personas? Ellas lo ven todo a través de una masa de alimentos
indigestos. Por lo tanto, vuestra manera de vivir nos afecta. Resulta
imposible seguir una conducta errónea sin hacer sufrir a otros.