Página 666 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Consejos Sobre la Salud
Se dio instrucción a los hebreos acerca de la forma de enseñar a
sus hijos a evitar la idolatría y la maldad de las naciones paganas:
“Por tanto, pondréis éstas mis palabras en vuestro corazón y en
vuestra alma, las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por
frontales entre vuestros ojos. Y las enseñaréis a vuestros hijos,
hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el
camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes”.
Deuteronomio
11:18-19
...
La responsabilidad de la madre
Nos dirigimos a las madres cristianas. Deseamos que sintáis
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vuestra responsabilidad como madres, y que no viváis para com-
placeros a vosotras mismas, sino para glorificar a Dios... La mujer
debe llenar una posición más sagrada y elevada en la familia que el
rey en su trono. Su gran obra consiste en hacer que su vida sea un
ejemplo viviente que desee que sus hijos copien. Tanto por precepto
como por ejemplo, debe almacenar en sus mentes conocimientos
útiles y conducirlos a realizar actos de abnegación en favor de los
demás. El gran estímulo para la madre ocupada y recargada debe
ser que cada hijo que ha sido entrenado correctamente y que tiene
el adorno interior, el ornamento de un espíritu humilde y tranquilo,
estará preparado para el cielo y brillará en las cortes del Señor...
Si los niños y los jóvenes fueran entrenados y educados para
tener hábitos de abnegación y autocontrol, si se les enseñara que
deben comer para vivir, en lugar de vivir para comer, habría menos
enfermedades y menos contaminación moral. Habría poca necesidad
de organizar cruzadas de temperancia... si se pudieran implantar
principios correctos acerca de la temperancia en los jóvenes que
forman y constituyen la sociedad. Entonces tendrían dignidad moral
e integridad moral para resistir, con la fortaleza de Jesús, la conta-
minación de estos últimos días.
La temperancia en el hogar
Es un asunto muy difícil desaprender los hábitos que se han
complacido durante toda la vida y que han educado el apetito. El
demonio de la intemperancia no se vence fácilmente. Tiene una enor-