Religión, gozo y satisfacción
Satanás se abrió camino hasta el Edén e hizo creer a Eva que
necesitaba algo más de lo que Dios le había dado para su felicidad, y
que la fruta prohibida le proporcionaría una influencia especial esti-
mulante sobre su cuerpo y su mente, y la exaltaría y la haría sentirse
igual a Dios en conocimiento. Pero el conocimiento y beneficio que
pensó que obtendría se convirtieron en una terrible maldición para
ella.
Hay personas que tienen una imaginación enferma, para quienes
la religión es un tirano que los controla con una vara de hierro.
Tales personas se lamentan constantemente por su depravación y por
sus males supuestos. En sus corazones no existe el amor; su rostro
está constantemente marcado por una expresión de desagrado. Las
risas inocentes de los muchachos o de cualquier otra persona las
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hace estremecerse. Consideran toda recreación o entretenimiento un
pecado y piensan que la mente debe estar constantemente dominada
por sentimientos severos y duros. Este es un extremo. Otros pien-
san que la mente debe trabajar constantemente para crear nuevos
entretenimientos y diversiones a fin de obtener salud. Aprenden a
depender de actividades que entusiasman y se sienten mal sin ellas.
Tales personas no son cristianos verdaderos. Van a otro extremo. Los
verdaderos principios del cristianismo abren ante todos una fuente
de felicidad, la altura y la profundidad, la anchura y la amplitud de
la cual son inconmensurables. Es Cristo en nosotros una fuente de
agua que brota para vida eterna. Es una fuente permanente de la cual
el cristiano puede beber a voluntad sin agotar nunca esa fuente
Tomar dificultades prestadas es perjudicial
Lo que acarrea enfermedad al cuerpo y la mente de casi todos,
son los sentimientos de insatisfacción y de aflicción y descontento.
No tienen a Dios, carecen de la esperanza que entra dentro del velo,
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Testimonies for the Church 1:565-566 (1867)
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