Religión, gozo y satisfacción
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que es como un ancla segura y firme para el alma. Todos los que
poseen esta esperanza se purificarán a sí mismos así como él es puro.
Estos están libres de inquietos anhelos, lamentos y descontento;
no andan buscando continuamente el mal ni cavilan amargamente
sobre dificultades prestadas. Pero vemos a muchos que pasan por
un tiempo de angustia anticipadamente; la ansiedad se encuentra
estampada en todos sus rasgos; al parecer no encuentran consuelo,
sino que esperan continuamente algún mal terrible.
Tales personas deshonran a Dios y acarrean descrédito a la re-
ligión de Cristo. No sienten amor verdadero hacia Dios, ni por sus
compañeros e hijos. Sus afectos se han hecho mórbidos. Pero los
entretenimientos vanos nunca corregirán las mentes de los tales.
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Necesitan la influencia confirmadora del Espíritu de Dios a fin de
ser felices. Necesitan ser beneficiados por la meditación de Cristo,
a fin de obtener un consuelo divino y sustancial. “Porque: el que
quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal, y
sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque
la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos,
y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está
contra aquellos que hacen el mal”.
1 Pedro 3:10-12
. Los que poseen
un conocimiento experimental de este pasaje son verdaderamente
felices. Consideran la aprobación del cielo de más valor que los
entretenimientos terrenales; Cristo en ellos, la esperanza de gloria,
será salud para el cuerpo y fortaleza para el alma.