Página 73 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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El ejercicio físico
Otra preciosa bendición es el ejercicio apropiado. Hay muchos
indolentes inactivos, que no sienten inclinación por el trabajo físico
o por el ejercicio, porque los cansa. ¿Qué importa si los cansa? La
razón por la que se cansan es que no fortalecen sus músculos por
medio del ejercicio, por lo tanto les afecta el más pequeño esfuerzo.
Las mujeres y niñas enfermas se sienten más satisfechas al ocuparse
en trabajos livianos, como crochet, bordado, o encaje al hilo, que
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al hacer trabajo físico. Si los enfermos desean recuperar la salud,
no debieran descontinuar el ejercicio físico; porque así aumentarán
la debilidad muscular y el decaimiento general. Vendad un brazo y
dejad de usarlo por unas pocas semanas, después quitadle las vendas
y descubriréis que es más débil que el brazo que habéis estado
usando moderadamente durante el mismo tiempo. La inactividad
produce el mismo efecto en todo el sistema muscular. No permite
que la sangre despida las impurezas como sucedería si el ejercicio
indujera una circulación activa
Cuando el tiempo lo permite, todos los que puedan hacerlo, de-
bieran caminar al aire libre en verano e invierno. Pero la ropa debiera
ser apropiada para el ejercicio, y los pies debieran estar bien protegi-
dos. Una caminata, aun en invierno, sería más benéfica para la salud
que todas las medicinas que los médicos puedan prescribir. Para
los que pueden caminar, es preferible caminar en vez de cabalgar.
Los músculos y las venas pueden realizar mejor su trabajo. Habrá
un aumento de la vitalidad, tan necesaria para la salud. Los pulmo-
nes tendrían una actividad bien necesaria, puesto que es imposible
salir al tonificante aire de una mañana invernal sin llenar bien los
pulmones.
Algunos piensan que las riquezas y el ocio son realmente bendi-
ciones. Pero cuando algunas personas se enriquecen, o inesperada-
mente heredan una fortuna, interrumpen sus hábitos activos, están
ociosos, viven cómodamente, su utilidad parece terminar; se vuelven
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Testimonios para la Iglesia 2:468-473 (1870)
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