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Consejos Sobre la Salud
Pero al final de los diez días los resultados fueron completamen-
te opuestos a lo que Melsar esperaba. El cambio observado en los
jóvenes que habían sido temperantes no se vio sólo en su apariencia
personal, sino también en su actividad física y vigor mental, porque
superaban en todo sentido a sus demás compañeros que habían com-
placido las demandas de sus apetitos. Como resultado de esta prueba,
Daniel y sus compañeros pudieron continuar con una alimentación
sencilla durante todo el curso de su entrenamiento en los deberes
del reino.
El Señor miró con buenos ojos la firmeza y el dominio propio de
los jóvenes hebreos, y los bendijo. “A estos cuatro muchachos Dios
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les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y
Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños. Y el rey habló
con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel,
Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey. En
todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los
halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había
en todo su reino”.
Daniel 1:17, 19, 20
.
Aquí hay una lección para todos, pero especialmente para los
jóvenes. El cumplimiento fiel de los requerimientos divinos bene-
ficia la salud física y mental. Se tiene que buscar primeramente la
sabiduría y la fuerza de Dios si se ha de alcanzar la más alta norma
moral e intelectual; y además, se necesita observar una estricta tem-
perancia en todos los hábitos de la vida. La experiencia de Daniel y
sus compañeros constituye un ejemplo del triunfo de los principios
sobre la tentación a la indulgencia del apetito. Demuestra que los
jóvenes pueden vencer mediante la observancia de los principios
religiosos, todas las propensiones carnales y mantenerse fieles a los
requerimientos divinos, aunque esto demande un gran sacrificio.
¿Qué habría sucedido si Daniel y sus compañeros se hubieran
sometido a las exigencias de los oficiales paganos y, bajo la presión
del momento, hubieran comido y bebido como los babilonios? Esa
sola transigencia con el mal habría debilitado su capacidad de perci-
bir el bien y de aborrecer el mal. La satisfacción del apetito habría
significado el debilitamiento del vigor físico y la pérdida de claridad
intelectual y poder espiritual. Un paso equivocado los podría haber
conducido a otros, hasta que se cortara la conexión con el cielo y los
arrastrara la corriente de la tentación...