Página 89 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Los hábitos físicos y la salud espiritual
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La vida de Daniel constituye una ilustración sagrada de lo que
significa un carácter santificado. El concepto bíblico de la santifica-
ción tiene que ver con el hombre completo... Es imposible disfrutar
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de las bendiciones de la santificación cuando una persona es egoísta
y glotona. Algunos gimen bajo el peso de las enfermedades a conse-
cuencia de los malos hábitos en el comer y el beber, los cuales hacen
violencia a las leyes de la vida y la salud. Muchos debilitan sus
órganos digestivos porque se dejan llevar por apetitos pervertidos.
El poder de la constitución humana para resistir los abusos que se
cometen contra el organismo, es maravilloso; pero la persistencia
de los hábitos equivocados en la comida y la bebida debilitan todas
las funciones del cuerpo. Tratemos de que estas personas débiles
consideren cómo habrían podido ser si hubieran vivido en forma
temperante, promoviendo una buena salud en vez de abusar de ella.
Aun los cristianos profesos estorban la obra de la naturaleza al gra-
tificar sus apetitos y pasiones pervertidos, menoscabando de ese
modo sus fuerzas físicas, mentales y morales. Algunos que cometen
estos errores pretenden haber sido santificados por el Señor, pero tal
pretensión carece de fundamento...
La santificación es un principio viviente
Consideremos la apelación que el apóstol Pablo hace a sus her-
manos, por las misericordias de Dios, que presenten sus cuerpos
en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios... La santificación no es
una mera teoría, una emoción, ni un conjunto de palabras, sino un
principio viviente y activo, que se compenetra de la vida de cada
día. La santificación requiere que los hábitos referentes a la comida,
la bebida y la indumentaria sean de tal naturaleza que preserven
la salud física, mental y moral, de modo que podamos presentar
nuestros cuerpos al Señor—no como una ofrenda corrompida por
los malos hábitos—sino como “un sacrificio vivo, santo, y agradable
a Dios”.
Romanos 12:1
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Que nadie que profesa piedad considere con indiferencia la
salud del cuerpo haciéndose la ilusión de que la intemperancia no
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es pecado ni afectará su espiritualidad. Existe una relación estrecha
entre la naturaleza física y la moral. Los hábitos físicos elevan o
rebajan la norma de la virtud. El consumo excesivo de los mejores