Página 391 - El Deseado de Todas las Gentes (1955)

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La transfiguración
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les dió una percepción más clara de la obra del Redentor. Vieron con
sus ojos y oyeron con sus oídos cosas que superaban la comprensión
humana. Fueron “testigos oculares de su majestad,
y compren-
dieron que Jesús era de veras el Mesías, de quien los patriarcas y
profetas habían dado testimonio, y que era reconocido como tal por
el universo celestial.
Mientras estaban aún mirando la escena sobre el monte, “he aquí
una nube de luz que los cubrió; y he aquí una voz de la nube, que
dijo: Este es mi Hijo amado, en el cual tomo contentamiento: a él
oíd.” Mientras contemplaban la nube de gloria, más resplandeciente
que la que iba delante de las tribus de Israel en el desierto; mientras
oían la voz de Dios que hablaba en la pavorosa majestad que hizo
temblar la montaña, los discípulos cayeron abrumados al suelo.
Permanecieron postrados, con los rostros ocultos, hasta que Jesús
se les acercó, y tocándolos, disipó sus temores con su voz bien
conocida: “Levantaos, y no temáis.” Aventurándose a alzar los ojos,
vieron que la gloria celestial se había desvanecido y que Moisés y
Elías habían desaparecido. Estaban sobre el monte, solos con Jesús.
[393]
Deuteronomio 3:25
.
Efesios 3:20
.
Judas 9
.
1 Corintios 15:51-53
.
Hebreos 9:28
;
Marcos 8:38
.
Éxodo 32:32
.
2 Pedro 1:16 (VM)
.