Página 451 - El Deseado de Todas las Gentes (1955)

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El último viaje desde Galilea
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que el deseo de dañar y destruir a los que no aprecian nuestro trabajo
u obran contrariamente a nuestras ideas.
Todo ser humano pertenece a Dios en cuerpo, alma y espíritu.
Cristo murió para redimir a todos. Nada puede ser más ofensivo
para Dios que el hecho de que los hombres, por fanatismo religioso,
ocasionen sufrimientos a quienes son adquisición de la sangre del
Salvador.
“Y partiéndose de allí, vino a los términos de Judea y tras el
Jordán: y volvió el pueblo a juntarse a él; y de nuevo les enseñaba
como solía.
Gran parte de los meses finales del ministerio de Cristo se pasó
en Perea, la provincia “tras el Jordán” con respecto a Judea. Allí
la multitud se agolpaba a su paso, como en los primeros días de su
ministerio en Galilea, y él repitió mucha de su enseñanza anterior.
Así como enviara a los doce, “designó el Señor aun otros setenta,
los cuales envió de dos en dos delante de sí, a toda ciudad y lugar
a donde él había de venir.” Estos discípulos habían estado algún
tiempo con él, preparándose para su trabajo. Cuando los doce fueron
enviados a su primera jira misionera, otros discípulos acompañaron
a Jesús en su viaje por Galilea. Allí tuvieron ocasión de asociarse
íntimamente con él y de recibir instrucción personal directa. Ahora
este grupo mayor también había de partir en una misión por separado.
Las indicaciones hechas a los setenta fueron similares a las que
habían sido dadas a los doce; pero la orden impartida a los doce
de no entrar en ninguna ciudad de gentiles o samaritanos, no fué
dada a los setenta. Aunque Cristo acababa de ser rechazado por los
samaritanos, su amor hacia ellos era inalterable. Cuando los setenta
partieron en su nombre, visitaron ante todo las ciudades de Samaria.
La visita del Salvador mismo a Samaria, y más tarde la alabanza
al buen samaritano y el gozo agradecido del leproso samaritano,
quien de entre diez fué el único que volvió para dar gracias a Cristo,
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fueron hechos de mucho significado para los discípulos. La lección
penetró profundamente en el corazón de ellos. Al comisionarlos
inmediatamente antes de su ascensión, Jesús mencionó a Samaria
junto con Jerusalén y Judea como los lugares donde debían predicar
primeramente el Evangelio. Su enseñanza los había preparado para
cumplir esta comisión. Cuando en el nombre de su Señor fueron ellos
a Samaria, hallaron a la gente lista para recibirlos. Los samaritanos