Página 739 - El Deseado de Todas las Gentes (1955)

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“Paz a vosotros”
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como veis que yo tengo. Y en diciendo esto, les mostró las manos y
los pies.”
Contemplaron ellos las manos y los pies heridos por los crueles
clavos. Reconocieron su voz, que era como ninguna otra que hu-
biesen oído. “Y no creyéndolo aún ellos de gozo, y maravillados,
díjoles: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces ellos le presenta-
ron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él tomó, y comió
delante de ellos.” “Y los discípulos se gozaron viendo al Señor.”
La fe y el gozo reemplazaron a la incredulidad, y con sentimientos
que no podían expresarse en palabras, reconocieron a su resucitado
Salvador.
En ocasión del nacimiento de Jesús, el ángel anunció: Paz en
la tierra, y buena voluntad para con los hombres. Y ahora, en la
primera aparición a sus discípulos después de su resurrección, el
Salvador se dirigió a ellos con las bienaventuradas palabras: “Paz a
vosotros.” Jesús está siempre listo para impartir paz a las almas que
están cargadas de dudas y temores. Espera que nosotros le abramos
la puerta del corazón y le digamos: Mora con nosotros. Dice: “He
aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere
la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
La resurrección de Cristo fué una figura de la resurrección final
de todos los que duermen en él. El semblante del Salvador resucitado,
sus modales y su habla eran familiares para sus discípulos. Así como
Jesús resucitó de los muertos, han de resucitar los que duermen en
él. Conoceremos a nuestros amigos como los discípulos conocieron
a Jesús. Pueden haber estado deformados, enfermos o desfigurados
en esta vida mortal, y levantarse con perfecta salud y simetría; sin
embargo, en el cuerpo glorificado su identidad será perfectamente
conservada. Entonces conoceremos así como somos conocidos
En
la luz radiante que resplandecerá del rostro de Jesús, reconoceremos
los rasgos de aquellos a quienes amamos.
Cuando Jesús se encontró con sus discípulos les recordó lo que
les había dicho antes de su muerte, a saber, que debían cumplirse
todas las cosas que estaban escritas acerca de él en la ley de Moisés,
en los profetas y los salmos. “Entonces les abrió el sentido, para
que entendiesen las Escrituras; y dijoles: Así está escrito, y así fué
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necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al
tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y la