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La Educación
Debidamente comprendidas, tanto las revelaciones de la ciencia
como las experiencias de la vida están en armonía con el testimonio
de la Escritura en cuanto a la obra constante de Dios en la naturaleza.
En el himno registrado en el libro de Nehemías, los levitas can-
taron: “Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los
cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los
mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas
En lo que respecta a esta tierra, las Escrituras declaran que la
obra de la creación ha sido terminada. “Las obras suyas estaban
acabadas desde la fundación del mundo
Pero el poder de Dios
todavía está en acción para sostener los objetos de su creación.
No late el pulso ni se suceden las respiraciones por el hecho de
que el mecanismo una vez puesto en movimiento sigue actuando
por su propia energía inherente. Cada respiración, cada latido del
corazón es una evidencia del cuidado de Aquel en quien vivimos, nos
movemos y somos. Desde el insecto más pequeño, hasta el hombre,
toda criatura viviente depende diariamente de su providencia.
“Todos ellos esperan en ti [...].
Les das, y ellos recogen;
Abres tu mano, se sacian de bien.
Escondes tu rostro, se turban;
Les quitas el hálito, dejan de ser,
Y vuelven al polvo.
Envías tu Espíritu son creados,
Y renuevas la faz de la tierra
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“Él extiende el norte sobre vacío,
Cuelga la tierra sobre nada.
Ata las aguas en sus nubes,
Y las nubes no se rompen debajo de ellas [...].
Ha puesto límite a la superficie de las aguas,
Hasta el fin de la luz y las tinieblas.
Las columnas del cielo tiemblan,
Y se espantan a su reprensión.
Él agita el mar con su poder [...].
Su espíritu adornó los cielos;
Su mano creó la serpiente tortuosa.
He aquí, estas cosas son solo los bordes de sus caminos;