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La ciencia y la Biblia
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Los más profundos estudiosos de la ciencia se ven constreñidos a
reconocer en la naturaleza la obra de un poder infinito. Sin embargo,
para la sola razón humana, la enseñanza de la naturaleza no puede
ser sino contradictoria y llena de frustraciones. Solo se la puede leer
correctamente a la luz de la revelación. “Por la fe entendemos
“En el principio [...] Dios
Únicamente aquí puede encontrar
reposo la mente en su investigación anhelosa, cuando vuela como
la paloma del arca. Arriba, debajo, más allá, habita el amor infinito,
que hace que todas las cosas cumplan su “propósito de bondad
“Lo invisible de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente
visibles [...] por medio de las cosas hechas
Pero su testimonio
nada más puede ser entendido con la ayuda del divino Maestro.
“¿Quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu
del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de
Dios, sino el Espíritu de Dios
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la
verdad
Solamente mediante la ayuda de ese Espíritu que en el
principio “se movía sobre la faz de las aguas”; de aquel Verbo por
quien “todas las cosas [...] fueron hechas”; de aquella “Luz verdadera
que alumbra a todo hombre”, puede interpretarse correctamente el
testimonio de la ciencia. Tan solo mediante su dirección pueden
descubrirse sus verdades más profundas.
Únicamente bajo la dirección del Omnisciente podremos llegar
a pensar lo mismo que él cuando estudiemos sus obras.
[121]
Génesis 1:5
.
Salmos 33:9
.
Génesis 1:27
.
Lucas 3:33
.
Nehemías 9:6
.
Hebreos 4:3
.
Salmos 104:27-30
.
Job 26:7, 8, 10-14
.
Nahúm 1:3
.
Hebreos 1:3
.
Daniel 7:13
.
Colosenses 1:16, 17
.
Salmos 11:4
.
Salmos 113:5, 6
;
139:7-10
.
Salmos 139:2-6
.