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La temperancia y el régimen alimentario
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descanso que necesita, se perturba el sueño, el cerebro y los nervios
se cansan, se pierde el apetito por el desayuno, y todo el organismo
no recibe nuevo vigor, ni está preparado para desempeñar el trabajo
del día.
No se debe pasar por alto la importancia de la regularidad de las
horas para comer y dormir. Puesto que el trabajo de reparar el cuerpo
se efectúa durante las horas de descanso, es esencial, especialmente
para los jóvenes, que el sueño sea metódico y abundante.
Siempre que sea posible, debemos evitar el comer apresurada-
mente. Cuanto más breve es el tiempo de que se dispone, menos se
debe comer. Es mejor omitir una comida que comer sin masticar
correctamente.
La hora de la comida debe ser un momento de sociabilidad y
descanso. Debe desaparecer todo lo que abrume o irrite. Se han de
abrigar sentimientos de confianza, bondad y gratitud hacia el Dador
de todo lo bueno, y la conversación tiene que ser alegre y de un
carácter comunicativo, que eleve sin cansar.
La observancia de la temperancia y la regularidad en todo tiene
un poder maravilloso. Para producir la dulzura y la serenidad de
carácter que tanto contribuyen a suavizar el camino de la vida, será
de más valor que las circunstancias o las dotes naturales. Al mismo
tiempo, el dominio propio así adquirido será una de las condiciones
más valiosas para hacer frente con éxito a los serios deberes y las
realidades que esperan a todo ser humano.
Los caminos de la sabiduría “son caminos deleitosos, y todas sus
veredas paz
Medite todo joven que tiene ante sí posibilidades de
un destino superior al de reyes coronados en la lección transmitida
por las palabras del sabio: “¡Bienaventurada tú, tierra, cuando [...]
tus príncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para
beber!
[187]
Proverbios 3:17
.
Eclesiastés 10:17
.