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La Educación
la tierra; que al primer hombre, gobernante de todo el mundo, se
le dio un jardín para que lo cultivara; y que en muchos de los más
grandes hombres del mundo, su verdadera nobleza en realidad es
que han sido agricultores. Preséntense las oportunidades que ofrece
dicha vida. Salomón dice: “El rey mismo está sujeto a los campos
Del que cultiva la tierra, la Biblia dice: “Porque su Dios le instruye,
y le enseña lo recto”. Y “quien cuida la higuera comerá su fruto
El que se gana la vida por medio de la agricultura, escapa a muchas
tentaciones y goza de innumerables bendiciones y privilegios que no
tienen los que trabajan en las grandes ciudades. Y en estos días de
grandes monopolios y competencia comercial, pocos hay que gocen
de una independencia tan real y de tan grande seguridad de recibir
la justa recompensa de su trabajo, como el labrador de la tierra.
Cuando se enseña agricultura, no se debe hablar a los alumnos tan
solo de la teoría, sino también de la práctica. Al mismo tiempo que
aprenden lo que la ciencia puede enseñar en cuanto a la naturaleza
y la preparación del terreno, el valor de las diferentes cosechas y
los mejores métodos de producción, deben poner en práctica sus
conocimientos. Compartan los maestros el trabajo con los alumnos
y muestren qué resultados se pueden obtener por medio del esfuerzo
hábil e inteligente. Así podrán despertar verdadero interés, y el
deseo de hacer el trabajo del mejor modo posible. Semejante anhelo,
junto con el efecto vigorizador del ejercicio, la luz del sol y el aire
puro, despertarán tal amor por la agricultura, que orientará a muchos
jóvenes cuando tengan que decidir cuál será la ocupación de sus
vidas. De ese modo se podrían crear influencias abarcantes que a su
vez podrían desviar la corriente inmigratoria que con tanta fuerza
atrae ahora a la gente hacia las grandes ciudades.
También nuestros colegios podrían ayudar eficazmente a dismi-
nuir la desocupación. Miles de seres impotentes y hambrientos, que
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diariamente incrementan las filas de los criminales, podrían ganarse
la vida en forma feliz, sana e independiente, si se los orientara hacia
el trabajo de labrar la tierra para que lo hicieran con inteligencia y
habilidad.
También los profesionales necesitan el beneficio de la educa-
ción manual. Un hombre puede tener una mente brillante; puede
ser rápido para asimilar ideas; su habilidad y su conocimiento pue-
den asegurarle un lugar en su profesión escogida y, sin embargo,