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La cooperación
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valor, sino que se fortalecerán los lazos del hogar y se harán más
profundos los propios cimientos del carácter.
La cooperación debe ser el espíritu del aula, la ley de su vida.
El maestro que logra la cooperación de sus alumnos se asegura su
valiosa ayuda para mantener el orden. En el servicio prestado en el
aula, más de un muchacho cuya inquietud conduce al desorden y la
insubordinación, hallará salida para su exceso de energía. Ayuden
los mayores a los menores, los fuertes a los débiles y, en cuanto sea
posible, llámese a cada uno a hacer algo en lo cual sobresalga. Esto
impulsará el respeto propio y el deseo de ser útil.
Sería de beneficio para los jóvenes, lo mismo que para los padres
y maestros, estudiar la lección de cooperación que enseñan las Escri-
turas. Entre sus muchas ilustraciones, nótese la de la edificación del
tabernáculo—ilustración de la formación del carácter—, en la cual
se unió todo el pueblo, a “quien su corazón impulsó, y todo aquel
a quien su espíritu le dio voluntad
Léase cómo fue construído
el muro de Jerusalén por los cautivos que volvieron a la ciudad, en
medio de la pobreza, las dificultades y el peligro, llevándose a cabo
con éxito la gran tarea, porque “el pueblo tuvo ánimo para traba-
jar
Considérese la parte que tuvieron los discípulos en el milagro
que hizo el Salvador para alimentar a la multitud. El alimento se
multiplicó en las manos de Cristo, pero los discípulos recibieron los
panes y los repartieron entre la gente que esperaba.
“Somos miembros los unos de los otros
“Cada uno según el
don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administra-
dores de la multiforme gracia de Dios
[258]
Bien podrían adoptar como lema los constructores de carácter
de nuestros días, las palabras escritas en relación a los constructores
de ídolos de antaño:
“Cada cual ayudó a su vecino, y a su hermano dijo: ¡Esfuérza-
te!
[259]
Éxodo 35:21
.
Nehemías 4:6
.
Efesios 4:25
.
1 Pedro 4:10
.
Isaías 41:6
.