Página 250 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
hombres, cuando es presentada en su pureza, y ellos ven lo que esa
Palabra dice, ¿qué harán ellos? Muy pocos resolverán seguir esa
Palabra. Mas os diré: Sed muy cuidadosos acerca de cómo manejáis
la Palabra, porque esa Palabra ha de inducir a la gente a hacer
su decisión. Dejad que la Palabra sea la que corte, y no vuestras
palabras. Pero cuando hacen su decisión, ¿cuál será?—
Manuscrito
42, 1894
.
Una cosecha tardía
—Los sacerdotes quedaron convencidos
del poder divino del Salvador. Tuvieron oportunidad de conocer la
verdad y sacar provecho de la luz. Si la rechazaban, se apartaría
de ellos para no volver nunca. Muchos rechazaron la luz, pero no
fue dada en vano. Fueron conmovidos muchos corazones que por
un tiempo no dieron señal de serlo. Durante la vida del Salvador,
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su misión pareció recibir poca respuesta de amor de parte de los
sacerdotes; pero después de su ascensión “una gran multitud de los
sacerdotes obedecía a la fe”.
Hechos 6:7
.—
El Deseado de Todas las
Gentes, 231 (1898)
.
Haced que los oyentes permanezcan accesibles
—¿Por qué sa-
lió Cristo a la orilla del mar, y se fue a las montañas? Había de dar
la Palabra de vida a la gente. Ellos no la comprendían entonces. Una
buena cantidad de personas no la comprenden ahora, para hacer su
resolución, pero estas cosas están influyendo en su vida; y cuando
el mensaje se presente en alta voz, estarán listos para recibirlo. No
vacilarán por mucho tiempo; harán su resolución.—
Manuscrito 19b,
1890
.
Frente al prejuicio y la oposició
La oposición
—Los que introducen la levadura de la verdad en
la masa de las teorías y las doctrinas falsas, deben esperar oposición.
Satanás disparará sus baterías contra los que defienden la verdad, y
los portaestandartes deben esperar encontrar muchos desprecios e
injurias que son difíciles de sobrellevar.—
The Review and Herald,
14 de octubre de 1902
.
La reforma crea oposición
—Jesús y sus discípulos estaban
rodeados de envidia, orgullo, prejuicio, incredulidad y odio. Los
hombres estaban llenos de falsas doctrinas, y nada sino el esfuerzo
Véanse también las págs. 326-377, “El prejuicio quebrantado”.