Página 35 - El Evangelismo (1994)

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Las masas de la población metropolitana
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Los discípulos predicaron la Palabra en todas partes con un poder
tan grande que sus enemigos quedaron sobrecogidos de temor, y no
se atrevieron a realizar lo que habrían hecho si no hubieran tenido
una evidencia tan clara de que Dios estaba obrando.
Algunos de nuestros ministros deberían asistir a cada reunión
que congregue a mucha gente. Deberían actuar sabiamente para
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conseguir que la gente los escuche y para presentar la luz de la
verdad al mayor número posible de personas...
Deberíamos aprovechar cada oportunidad que nos presentan
ciertos acontecimientos, tales como la feria de San Luis. A todas
esas reuniones deberían asistir hombres a quienes Dios pueda utilizar.
Deberían distribuirse con la abundancia de las hojas de otoño folletos
que expongan la verdad presente. Para muchas personas que asisten
a esas reuniones, estos folletos serán como las hojas del árbol de la
vida, que son para la sanidad de las naciones.
Le envío esto, hermano mío, para que lo comparta con otros. Los
que salen a proclamar la verdad deben recibir la bendición de Aquel
que les ha dado la preocupación de proclamar esta verdad...
Ha llegado el tiempo cuando los adventistas, como nunca antes,
deben levantarse y resplandecer, porque ha venido su luz, y la gloria
de Dios ha nacido sobre ellos.—
Carta 296, 1904
.
Examinemos las necesidades de las grandes ciudades
El trabajo en la ciudad es difícil
—Estamos intensamente preo-
cupados con respecto a la obra en nuestras ciudades. Hay unas pocas
personas que están listas para empeñarse en esta obra que espera ser
hecha. Hay gente de todas las clases a quien encontrar; y la obra es
difícil. Pero estimularemos a todos los que tengan tacto y habilidad
para comprender la situación a dedicarse a la obra de hacer resonar
la última nota de amonestación al mundo.—
Carta 82, 1910
.
Necesidad de estudio y de recursos
—Unos pocos obreros fie-
les han estado procurando hacer algo en esta populosa y perversa
ciudad [Nueva York]
Pero su obra ha tropezado con dificultades
porque disponen de tan pocas facilidades. El pastor N y su esposa
han trabajado fielmente. ¿Pero quiénes han experimentado la preo-
cupación de sostenerlos en sus esfuerzos? ¿Quiénes entre nuestros
Véase
también las, 282-285
: “Nueva York”.