Página 66 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
siguiese fielmente este ejemplo.—
El Deseado de Todas las Gentes,
303 (1898)
.
El plan de Dios para la obra hoy en día
—Cuando Jesús envió
a sus discípulos a trabajar... ellos no sentían lo que algunos sien-
ten ahora, que prefieren trabajar solos antes que estar acompañados
[58]
por alguien que no trabaje exactamente como ellos lo hacen. Nues-
tro Salvador comprendía que unos debían asociarse a otros. El no
relacionó con el amado y suave Juan a otra persona del mismo tem-
peramento; sino que relacionó con él al ardiente e impulsivo Pedro.
Estos dos hombres no eran iguales ni en disposición ni en método
de trabajo. Pedro era rápido y celoso en la acción. Era arrojado y no
entraba en transigencias, y a menudo hería; Juan era siempre tran-
quilo, considerado con los sentimientos de los demás, y venía detrás
para consolidar y animar. Así, los defectos de uno eran parcialmente
cubiertos por los virtudes del otro
Dios nunca se propuso que, como regla, sus siervos fueran a
trabajar solos. He aquí una ilustración: Aquí hay dos hermanos. No
son del mismo temperamento; sus mentes no corren por los mismos
cauces. Uno está en peligro de hacer demasiado; el otro deja de llevar
las cargas que debe llevar. Si están asociados el uno con el otro, esto
podría tener una influencia modeladora sobre cada uno de ellos,
de manera que los extremos de sus caracteres no se destacarían
en forma tan prominente en sus labores. No sería necesario que
estuvieran juntos en toda reunión, pero podrían trabajar en lugares
que disten el uno del otro, quince, veinte o aun cuarenta kilómetros,
y que fueran lo suficientemente cercanos sin embargo como para
que si uno afronta una crisis en su trabajo, pueda llamar al otro en su
ayuda. Deberían también reunirse tan a menudo como sea posible a
fin de orar y consultarse...
Cuando uno trabaja continuamente solo, está expuesto a llegar
a pensar que su método de trabajo está por encima de toda crítica,
y no siente ningún deseo particular de que alguien trabaje con él.
Pero es el plan de Cristo que alguien esté a su lado, de manera que
la obra no sea modelada del todo por la mente de un solo hombre, y
así sus defectos de carácter sean considerados como virtudes por él
mismo, o por los que lo escuchen.
Véase
también en las, 80-83
, “Que no predomine el método de una sola persona”.