Página 47 - El Hogar Cristiano (2007)

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Costumbres comunes en los noviazgos
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permitirá que un sentimentalismo amoroso enfermizo le ciegue al
punto que no pueda discernir las elevadas demandas que Dios dirige
a Vd. como cristiano
Los ángeles de Satanás velan con los que dedican al galanteo
gran parte de la noche. Si los ojos de éstos pudieran abrirse, verían
a un ángel anotar sus palabras y sus actos. Violan las leyes de la
salud y de la modestia. Sería más propio dejar algunas horas de
ese galanteo para la vida marital; pero por lo general el casamiento
acaba con toda la devoción manifestada durante el noviazgo.
En esta era de depravación, esas horas de disipación nocturna
llevan con frecuencia a ambas partes a la ruina. Satanás se regocija
y Dios queda deshonrado cuando hombres y mujeres se deshonran a
sí mismos. Sacrifican su buen nombre y honor bajo el ensalmo de
la infatuación, y el casamiento de tales personas no puede solem-
nizarse bajo la aprobación divina. Se casaron porque la pasión los
impulsó, y pasada la novedad del caso, empezarán a comprender lo
que hicieron
Satanás sabe exactamente con qué elementos trata, y despliega
su sabiduría infernal en diversos ardides para entrampar las almas
y llevarlas a la ruina. Vigila todo paso que se da, hace muchas
sugestiones, y a menudo esas sugestiones son aceptadas antes que
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el consejo de la Palabra de Dios. El enemigo prepara hábilmente
esa red tupida y peligrosa para prender a los jóvenes e incautos. A
menudo puede ocultarla bajo un manto de luz; pero los que llegan
a ser sus víctimas se asaetan con muchos dolores. Como resultado
vemos por todas partes seres humanos que naufragan
Los que juegan con los corazones
—Jugar con los corazones
es un crimen no pequeño a la vista de un Dios santo. Y sin embargo
hay quienes manifiestan preferencia por ciertas jóvenes y conquistan
sus afectos, luego siguen su camino y se olvidan por completo de las
palabras que pronunciaron y de sus efectos. Otro semblante los atrae,
repiten las mismas palabras y dedican a otra persona las mismas
atenciones.
Esta disposición seguirá revelándose en su vida de casados. La
relación matrimonial no vuelve siempre firme el ánimo veleidoso
ni da constancia a los vacilantes ni los hace fieles a los buenos
principios. Los tales se cansan de la constancia, y sus pensamientos
profanos se revelarán en actos profanos. ¡Cuán esencial es, por lo