Página 82 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
especial. Mi corazón fué enternecido y subyugado por el Espíritu de
Dios. En esa ocasión no hubo bromas livianas ni dichos insensatos.
Todo lo relacionado con este casamiento fué solemne y sagrado.
Todo fué de carácter elevador e impresionó profundamente. El Señor
santificó esa boda, y los dos cónyuges aunan ahora sus intereses
para trabajar en el campo misionero, para buscar y salvar a los
perdidos. Dios los bendecirá en su obra si andan humildemente con
él, apoyándose de lleno en sus promesas
La fusión de dos vidas
—Este es un momento importante en
la historia de las personas que han estado delante de Vds. para unir
sus intereses, sus simpatías, su amor y sus labores en el ministerio
destinado a salvar las almas. En la relación matrimonial se da un
paso muy importante: la fusión de dos vidas en una. ... Concuerda
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con la voluntad de Dios que el hombre y su esposa estén unidos en
su obra, para realizarla con integridad y santidad. Y ellos pueden
hacerlo.
La bendición de Dios en el hogar donde existe esta unión es
como la luz del sol que proviene del cielo, porque la voluntad de
Dios ordenó que el hombre y su esposa estén unidos por los santos
lazos del matrimonio, bajo el gobierno de Jesucristo y la dirección
de su Espíritu. ...
Dios quiere que el hogar sea el lugar más feliz de la tierra, el
mismo símbolo del hogar celestial. Mientras llevan las responsa-
bilidades matrimoniales en el hogar, y vinculan sus intereses con
Jesucristo, apoyándose en su brazo y en la seguridad de sus prome-
sas, ambos esposos pueden compartir en esta unión una felicidad
que los ángeles de Dios elogian.
El casamiento no reduce su utilidad, sino que la refuerza. Pueden
hacer de su vida matrimonial un ministerio destinado a ganar almas
para Cristo; y yo sé de qué estoy hablando porque mi esposo y yo
estuvimos unidos durante treinta y seis años y fuimos a cualquier
parte que el Señor nos mandase ir. Sabemos al respecto que la
relación matrimonial recibe el elogio de Dios. Es por lo tanto un rito
solemne. ...
Nota: Palabras pronunciadas por la Sra. E. G. de White en ocasión de una ceremonia
matrimonial celebrada en el Sanatorio de California en 1905.