Página 104 - Hijas de Dios (2008)

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Hijas de Dios
Hijo de Dios, no vivió para sí mismo, sino para Dios.—
Manuscript
Releases 18:380 (1891)
.
Los cristianos son la mano ayudadora de Dios
—Las prome-
sas de Dios para los obedientes son “buenas nuevas de gran gozo”.
Alegran el alma humilde y contrita. La vida del verdadero cristiano
brilla con los rayos del Sol de justicia. Si los hombres y las muje-
res actuaran como la mano ayudadora de Dios, realizando actos de
amor y bondad, levantando a los oprimidos y rescatando a aquellos
que están por perecer, la gloria de Dios será su recompensa [...].
Llamarían, y el Señor respondería, “Heme aquí”. Se acercarían a
Aquel que ha prometido: “He aquí yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo”.
Mateo 28:20
.—
Manuscript Releases
16:73-74 (1901)
.
Damas que consagren su tiempo en el servicio a Dios—Aquellas
damas que tienen voluntad de consagrar algo de su tiempo para el
servicio a Dios debieran ser encargadas para visitar a los enfermos,
atender a los jóvenes y ministrar a los pobres. Debieran ser
separadas para esta tarea por la oración y la imposición de manos
En algunos casos necesitarán el consejo de los dirigentes de la
iglesia o del pastor. Pero si son mujeres consagradas que mantienen
una comunión vital con Dios, serán un poder para el bien en la
iglesia. Este es otro medio para fortalecer y hacer crecer la iglesia.
Necesitamos agregar nuevos métodos de labor. Ningún alma
debiera ser desanimada; ninguna mano atada; ninguna voz
silenciada. Permitamos que cada labor personal, hecha en privado o
en público, ayude a
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hacer avanzar esta gran obra. Coloquemos cargas sobre los hombres
y mujeres de la iglesia, para que al ejercitarse, puedan crecer y llegar
a ser agentes efectivos en las manos de Dios para iluminar a los que
están en tinieblas.—
The Review and Herald, 9 de julio de 1895
.
No es la elocuencia lo que hace la obra aceptable
—Dios quie-
re que los obreros lleven la verdad a todas las clases sociales: altas y
bajas, ricas y pobres. Y en esta obra, la mujer puede tener una parte
[El artículo en el que aparece esta declaración se titula, “El deber del ministro y del
pueblo”. Es un llamado a los laicos de la iglesia a tornarse activos y compartir las cargas
del ministro. Ver el Apéndice C.]