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Hijas de Dios
sembrar las semillas de la verdad. No hable públicamente de las
doctrinas prominentes de nuestra fe. No sería sabio hacerlo en forma
demasiado definida. El aceite de la gracia se derramará consciente e
inconscientemente a través de su influencia y hará saber que usted
tiene la luz de la vida. Y esta luz iluminará a otros mediante su tes-
timonio positivo y directo en asuntos que son aceptados por todos.
Esto tendrá una influencia notable.—
Loma Linda Messages, 234
;
Carta 96, 1899
.
Su carta en la que me contaba su experiencia con la Unión de
Mujeres por la Temperancia me dejó muy feliz. Cuando la leí, dije:
“Gracias a Dios. Esta siembra tiene mucho valor”. Estoy contenta,
muy contenta. Ciertamente el Señor ha abierto el camino; haga lo
posible por mantenerlo abierto. Hay un trabajo que usted puede
cumplir; preserve sus energías para tales esfuerzos. Asista a las
reuniones importantes mientras pueda. Serán ocasiones difíciles,
pero cuando el Señor pide a sus amados realizar una tarea especial,
también envía a sus ángeles para que estén a su alrededor.
Hay muchas preciosas almas que el Señor desea alcanzar con
la luz de la verdad. Hay que ayudarlas a comprender las Escrituras.
He sentido un intenso interés por las obreras de la organización de
temperancia. Estas heroicas mujeres saben lo que significa mantener
la individualidad. Desearía verlas victoriosas con los redimidos
alrededor del gran trono blanco. Mis oraciones rogarán en su favor
para que tenga la oportunidad de asistir a las grandes reuniones, y
que su voz pueda ser oída en defensa de la verdad.
No me atrevo a darle consejo acerca de cómo hacerlo. Usted
conoce el terreno, y Cristo también lo conoce. Esté segura que él
obrará con usted, por usted, y mediante usted.
Debiera ser un gran motivo de ánimo en su trabajo el pensar en
la compasión y tierno amor de Dios por aquellos que buscan la luz y
oran para encontrarla. Debiéramos tener sesiones de oración para
pedirle al Señor que abra el camino para que la verdad penetre en
esa fortaleza donde Satanás quiere colocar su trono, y para que él
disperse las sombras que el enemigo quiere echar sobre el camino de
aquellos a quienes quiere engañar y destruir. Tenemos la promesa,
que más bien es una seguridad, de que “la oración eficaz del justo
puede mucho”.
Santiago 5:16
.—
Loma Linda Messages, 234
;
Carta
231, 1899
.