Página 142 - Hijas de Dios (2008)

Basic HTML Version

138
Hijas de Dios
palabras puedan tener el efecto correcto sobre su mente. Tengo
interés en su salvación. Que nada pueda atraer, desviar, o distraer su
mente de la gran obra que debe hacer. Por su bienestar presente y
eterno, ha de conseguir que el presente estado de cosas no continúe.
Que no se diga de usted en el futuro como se dijo de los cristianos
hebreos: “Debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis
necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros
rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales, que
tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido”.
Hebreos 5:12
.
Usted necesita una buena religión en el hogar. Traiga toda la luz y
la alegría a su vida hogareña; que se vea en cada palabra, en cada
acción. Use diligentemente todos los dones celestiales y la luz que
Dios le ha dado, y haga uso práctico de esa luz; entonces el Señor
hará una gran demostración de su misericordia y su bondad. Alcance
en esta tierra un destino que sea digno del cielo.—
Carta 26a, 1891
.
Los misioneros deben estar consagrados a la obra
La carta que sigue fue escrita al pastor Isaac Van Horn y su esposa
Adelia, quienes habían sido enviados a Oregón como misioneros.
Adelia había vivido en el hogar de los esposos White durante varios
años antes de casarse, y la llegaron a considerar como una hija.
Tenían muchas esperanzas de que esta pareja se transformara en un
equipo misionero poderoso. Pero sus expectativas fueron de corta
duración
.
Mis queridos hijos, tan apreciados y cercanos a mí: Es con dolor
que les escribo esta carta. Cuando fueron enviados al campo de
labor en Oregón, fue con la idea de que trabajaran con interés por
la causa de Dios. Me fue mostrado que esa era la voluntad de Dios
para ustedes.
Sin embargo, al seguir su propio curso de acción, el orden de las
cosas fue cambiado. Si hubieran dedicado su poder y las habilidades
que Dios les ha dado para realizar el trabajo teniendo en vista solo
su gloria, hubiesen hecho únicamente lo que era su deber hacer.
La importancia de una labor sacrificada en la obra de Dios debiera
ser considerada con mayor cuidado de lo que ha sido. Entonces
se manifestaría un mayor espíritu de renunciamiento. El amor y la