La modestia de la mujer cristiana
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Vivimos en una época que ha sido representada como la de los
antediluvianos. Todos los que ruegan por las almas debieran llevar,
en su vestimenta y arreglo personal, la modestia y el ejemplo del
Señor Jesús. Debieran esperar, vigilar y orar para que el Espíritu
les sea concedido abundantemente. Aquellos que tenemos el ideal
cristiano, debemos representar la verdad en nuestra conversación
y vestimenta. Como agentes humanos tenemos que ser cuidadosos
de la impresión que dejamos en otros acerca de nuestro arreglo
personal. La Biblia es nuestra guía; estudie sus enseñanzas con el
propósito de obedecerla y no necesita cometer errores.
Nuestra vestimenta debiera estar estrictamente de acuerdo con
nuestra santa fe se cita.
1 Timoteo 2:9-10
;
1 Pedro 3:3-5
. Se necesita
agregar más de los preceptos bíblicos, tanto en nuestra vestimenta
como en el adorno interior del carácter.
Fannie, dondequiera que vaya, dondequiera que esté, necesita
adaptar el material, el color y el estilo de sus vestidos a su edad y a
la fe que profesa. Usted recuerda que le mencioné al pastor Olsen
cuando estábamos en Preston que usted no tenía la ropa adecuada
y que se sentía muy pobre para adquirir lo que necesitaba. Lo que
usted dijo en esa ocasión me mostró que no me había entendido.
Ahora quiero que me entienda correctamente.
Es cierto que se necesita ropa interior confortable para tener
buena salud; pero no puedo verdaderamente aprobar el estilo de sus
vestidos. Cuando usted subió a la plataforma en la carpa ante una
gran audiencia, con ese vestido liviano y suelto, me sentí triste y
avergonzada. No era el vestido apropiado para la ocasión; su juicio
con relación a la vestimenta necesita ser grandemente mejorado.
Espero que usted no consulte a su modista sino a otras mentes sensi-
bles que no tienen engaño en sus bocas con relación a la vestimenta,
y que no buscarán adularla, sino aconsejarla para dejar la mejor
impresión en la mente de creyentes y no creyentes. Aquellas que
pretendemos tener la luz, y que ocupamos una posición importante
en instruir a otros para dirigir las reuniones de los niños, debiéra-
mos tener pulcritud, sencillez y buen gusto en el asunto del vestido.
Nunca debiéramos dejar la impresión de que estamos siguiendo el
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modelo mundano de una moda cambiante en esta edad corrupta.
En cambio, si seguimos el modelo bíblico en el vestido, podremos
ayudar a otros a alcanzar la norma adecuada.