Página 171 - Hijas de Dios (2008)

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El equilibrio en la vida
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y considerar su caso como si fuera el nuestro. Hay otros que son
tan sensibles como usted, que también tienen gustos refinados y un
excelente intelecto, y que les disgusta cumplir con los deberes co-
munes y desagradables de la vida. Comparta esas responsabilidades
con ellos, y olvídese de usted misma mientras se preocupa por la
felicidad de otros. Haga todo lo que pueda por aliviar las cargas de
los demás y no se encierre egoístamente en usted misma.
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Quizá piense que esta carta es muy severa, pero es lo que Dios
me ha presentado acerca de su caso. Por alguna razón el Espíritu me
movió a levantarme a las tres de la mañana y escribirle. Mediante
su fe en Cristo, debe tornarse fuerte, confiable y útil. Florida, en
el nombre de Jesús, no necesita tener esos espasmos nerviosos que
complican el trabajo de su esposo y le traen tanto temor, ansiedad y
tensión. Él no puede soportar todo; es mortal como usted. Y Dios
le pedirá cuenta de los talentos que le ha dado. Su esposo no podrá
lograr el éxito en su trabajo y gozar de salud y vigor mental, a menos
que usted asuma sus responsabilidades de esposa y le ayude. Usted
puede transformarse en la peor carga que un hombre tenga que
soportar, o puede ser una bendición para él. Con sus acciones puede
quebrantar y destruir el valor de su esposo, o puede fortalecerlo y
apoyarlo. Si Jesús mora supremo en el templo del alma, se harán las
cosas de acuerdo a la voluntad de Dios.
Le escribo estas cosas, no porque no la ame sino porque la
amo. Ha sido comprada por la sangre de Cristo, y quiero que pueda
perfeccionar un carácter cristiano. El amor que siente por su propio
yo está creando una deformidad moral. Y no podrá perfeccionar
un carácter cristiano hasta que logre pensar menos en usted misma
y más en los demás. No debe buscar excusas para no enfrentar
los obstáculos y vencerlos. Sus nervios y músculos espirituales se
fortalecerán al asumir responsabilidades. Si se considera demasiado
débil para enfrentarlas, estará despreciando justamente aquello que
podría fortalecerla.
La religión es un principio activo que provee la energía suficiente
para enfrentar las duras realidades de la vida. Brinda el poder del
dominio propio, e incluso la fortaleza para vencer las tendencias
heredadas. Tiene un verdadero poder transformador de la vida y el
carácter. Cristo fue un obrero manual que trabajó en la carpintería
para ganarse la vida; con su ejemplo dignificó el trabajo común. Mi