Página 200 - Hijas de Dios (2008)

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Hijas de Dios
Ambas tienen ciertas inclinaciones naturales que deben vencer.
Noten como ustedes mismas desprecian esas características en otras
personas y evitan su compañía. Deben esforzarse por tener un carác-
ter amante, bondadoso, gentil, manso y humilde de corazón, o de lo
contrario, pueden llegar a ser malhumoradas, regañonas, orgullosas,
estimándose a sí mismas más de lo que debieran. Lean en la Biblia
cuáles son los frutos del árbol cristiano, y cuáles los del árbol malo.
Los primeros son buenos; los otros son corruptos. Conozco muy
bien sus defectos de carácter aunque no tenga tiempo de detallárse-
los ahora. El Señor a quien amamos nos muestra en su Palabra qué
hacer para ser sus hijos. Y ustedes necesitarán diariamente su gracia
para vencer los defectos de carácter.
Estas cosas que les he mencionado—incluso una sola de ellas—
puede excluirnos del cielo; porque nada que no sea puro y santo
puede entrar allí. Quisiera que nuestros desvelos por ustedes, mis
niñas, no fueran en vano. Quisiera verlas felices en el hermoso
mundo que Jesús ha preparado para aquellos que lo aman y que
buscan parecerse a él en carácter.
No descuiden este asunto. Sean fervientes y luchen con todas
sus fuerzas contra cualquier rasgo desagradable de carácter. Van a
ser más felices, y harán más felices a quienes las rodean. Y podrán
mostrar, en palabra y conducta, que están siguiendo al modelo; que
están formando su carácter de acuerdo al carácter de Cristo.
May, mi querida hija, no te pido que trabajes de más, sino que
siempre estés bien dispuesta a compartir y llevar tus responsabili-
dades. Aquellos que hacen el trabajo solo cuando se los obliga a
hacerlo, no son dignos. Haz tu trabajo con alegría sin esperar que se
te pida hacerlo. Sé fiel en las cosas pequeñas y te será más fácil ser
fiel en las cosas grandes. Recuerda que hay ciertos deberes que debes
realizar que son muy importantes para perfeccionar tu experiencia,
como son importantes los deberes que deben realizar las personas
mayores para perfeccionar la suya. Haz tu trabajo con alegría, no
como si fuera una carga, sino como si lo hicieras para Jesús. Tu
Salvador fue un hijo obediente que realizó trabajos simples en la
carpintería de su padre. Nosotros tenernos que comer y beber para
vivir, y es natural que después haya que lavar los platos y barrer los
pisos de las casas donde vivimos.
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